![Image: Juan Barja, fin de fuga](https://s1.elespanol.com/2015/03/08/el-cultural/el_cultural_16509459_219361249_1024x576.jpg)
Image: Juan Barja, fin de fuga
Juan Barja, fin de fuga
Por Luis María Anson, de la Real Academia Española Ver todos los artículos de la 'Primera palabra'
14 septiembre, 2012 02:00Luis María Anson
En los versos de Barja hay olas que duermen entre las hojas de plata del olivo. Las xilografías de Galanda ilustran muy bien la deconstrucción ideológica del poeta y su desolado paso por la vida. El mundo se oscurece en la desazón de vivir. Por la avenida destrenzada del verso camina el cansancio infinito del hombre, el cuerpo sin alma en el inmóvil vertedero de la sombra. Reino del dolor y del destino, negro sarmiento del temblor, el poeta bracea sobre la plata castigada del agua. Se muere de la sed sin medida, azotado por los caladeros del viento.
El fin de la fuga de Juan Barja germina en el quicio del cáliz presentido, entre los dientes abrasados del cierzo y las colmenas. Como el artesano esgrime su lezna, el poeta estremece la palabra y golpea con ella "los lirios de los muros alzados". No tiene otro acento que el de la cal porque en el espejo de la caducidad contempla el perro abandonado de su alma.
José Manuel Cuesta Abad se esfuerza en el prólogo por explicar la poesía de Barja, a ráfagas ininteligible como el teatro de Beckett. La intencionalidad de Husserl, los escombros de Hegel, la Neve Sachlichkeit, la nueva objetividad, alientan en la obra de Barja, cuya escritura tiende, al decir de Cuesta, a rehuir la lógica de la sintaxis. Algo hay en el poeta, en efecto, de Olivier Messiaen, como explica el prologuista. Mortier nos trajo hace unos meses en una sesión íntima en el Teatro Real, su Quatuor pour la fin du temps, que compuso en 1940 confinado en un campo de concentración nazi, con los escasos instrumentos de los que allí disponía.
Me ha sorprendido por su calidad poética y la profundidad de su pensamiento el nuevo libro de Juan Barja. Es un regalo para el buen gusto literario. La república de las letras no nos abastece últimamente de obras poéticas de tanta envergadura. El autor ha alcanzado la madurez literaria. Se ha situado por encima del bien y del mal y contempla el mundo que le rodea con un escepticismo atroz. Juan Barja, en fin, ha sabido resumir en tres versos su paso devastado por la vida: "Por caminos de escombro, / yacimiento de abismo, fin de fuga. / Y, en la proa, el señor de los caminos".