Image: Cortó jacintos para tu lecho, y rosas

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Primera palabra

Cortó jacintos para tu lecho, y rosas

12 octubre, 2012 02:00

Luis María Anson

Alguna vez escribí que no existe hoy una mujer en España que pinte con tanta fuerza, con tanta tenaz vocación, con amor tan intenso a la pintura como Mercedes Gómez-Pablos. Los abstractos resueltos en azules, manchados a la espátula, los rojos derrotados, los sepias temblorosos, los despiadados negros son como un grito del alma. Las puertas de Gómez-Pablos y las obsesivas ventanas entreabren no se sabe bien si la gloria o el infierno. Las flores estallan de luz, y húmedas, como si el cielo llorase a lágrima viva sobre ellas. Los desnudos tejen en el lienzo la piel adolescente, las caderas en agraz, las lentas rodillas, los pechos insolentes, los erizados montes, el furor de los ojos, la zozobra de las caricias… Y las bocas, indecisas tal vez para el beso, quizá para el mordisco. Huelen los desnudos de Mercedes Gómez-Pablos a hembra definitiva. La pintora es la enamorada de Neruda que "cortó jacintos para tu lecho, y rosas".

Salí de la exposición de Gómez-Pablos en la Galería Alfama zarandeado por la nostalgia y por los días azules. La pintora homenajea a Antonio Mingote, compañero del alma, compañero, pintando el Madrid mortal y rojo. Su paleta, su espátula, se estremece todavía entre el temor y el temblor. Fernando Lázaro Carreter enmendó la plana a Camilo José Cela y escribió que, en sus lienzos, Mercedes Gómez-Pablos siente el dolor de los demás, el sufrimiento de los desfavorecidos, la oquedad de la vida que se adensa en Sartre, tal vez porque el ser es un ser para la nada, es un ser para la muerte.

La pincelada de Gómez-Pablos no se desliza. Se desgarra. Francisco Umbral, que era el mejor de todos nosotros y su ausencia nos grita con voces calladas, se enamoró de la expresión artística de la pintora y escribió: "Mercedes Gómez-Pablos corta la materia, la castiga, la somete a un espatulazo reiterado y certero. Ha pasado de aquellos azules líricos a unos ocres casi épicos. Hay en la progresión de su obra una epifanía de la materia cada vez más cruda, castigada y cierta".

Desde hace cincuenta años sigo la obra de Mercedes Gómez-Pablos y su peripecia artística en Chile, en Estados Unidos, en Francia, en los foros dispersos de Europa y América. No me ha decepcionado nunca. Las meninas mágicas y azules que presenta en esta exposición rinden homenaje a Velázquez desde la última modernidad. Su retrato de Carolina es sencillamente un prodigio. Antonio Mingote describió a Mercedes Gómez-Pablos como a "una de las pintoras más libres y divertidas de la historia". No le falta razón al genio del humor. De lo figurativo a lo abstracto la pintora lo desborda todo. Tengo en la retina su tauromaquia en la que da continuidad a Goya, a Doré, a Dalí, a Picasso, a Barceló… Se necesita una audacia altivamente provocadora para escapar de la figuración al pintar el ballet del arte y el valor que es la corrida taurina y trasladarla al espectador solo con los colores que la vertebran y emocionan.

Mercedes Gómez-Pablos es ferozmente independiente. No pertenece a ninguno de los circuitos que manejan los éxitos y las prebendas. Pero ni los silencios ni los desdenes han podido oscurecer la calidad de su obra. Permanece incólume a las asechanzas de los excluyentes, los envidiosos y los mediocres. Gómez-Pablos figura hoy para la crítica internacional en el grupo de cabeza del arte español, sobre el mismo filo de la última vanguardia, en el borde de las instalaciones, entre las vides abiertas de la ebriedad, agitada por los sarmientos nuevos de la pasión fugaz.

ZIGZAG

Vale la pena resaltar la opinión de Vicente Aleixandre, el grande: "Arrabal aparece teñido de una luz moral que está en la materia misma de su arte". El dramaturgo, el novelista, el poeta, el filósofo, el pintor es uno de los pocos nombres internacionales de nuestra república de las letras. Ha cumplido 80 años y no ha recibido el homenaje que se merecía. Somos pocos los que hemos escrito sobre la celebración. Raúl Herrero ha tenido el acierto de agavillar en Arrabal 80 infinidad de testimonios sobre la significación literaria del autor de tantas obras célebres, instalado siempre en la ceremonia de la confusión y en las palabras del absurdo. El lector del libro de Herrero advertirá la dimensión real de ese escritor y artista excepcional que es Fernando Arrabal.