Recuerdo la reacción no sé si de escándalo o de envidia que se produjo cuando afirmé hace años que en Pilar Eyre había una historiadora rigurosa y de sostenida calidad. Sus trabajos biográficos sobre el guerrillero Sabater, sobre la esposa de Juan III, sobre la reina Victoria Eugenia, sobre Doña Sofía, sobre la emperatriz Eugenia confirman que no me equivoqué al juzgar a una autora de escritura clara y de indiscutible sagacidad para el análisis histórico. Pasajes que he conocido personalmente de cerca los reflejó de forma exacta. Su relato de la boda de Don Juan, en la Roma de 1935, antológico. Los amores de la emperatriz que engañó con Lesseps a Napoleón III permiten adentrarse en “el espíritu de gran puta” que caracterizó a Eugenia de Montijo según su biógrafa. De Victoria Eugenia afirma que “España recibió a su Reina con la bomba de Mateo Morral, pero su marido Alfonso XIII la compensó, generoso, adornando su hermosa cabeza con una renovada cornamenta que multiplicó sus puntas cuando la Moragas sorbió el seso del Rey”.
Claro que Pilar Eyre tiene defectos. Claro que comete errores. Como todos. Pero, al lado de su copiosa obra de periodista certera y encabronada, sus libros históricos dejan un balance abrumadoramente positivo. En Franco confidencial, Pilar Eyre ha tenido el acierto de sacar a la luz la cara oculta de la vida del dictador. Tal vez haya leído yo una treintena de biografías del personaje que durante cerca de cuarenta años manejó España como si de un cortijo se tratara. Desde mi punto de vista, Paul Preston es el que ha analizado a Franco de forma más certera. Escribió sobre él un libro definitivo, un trabajo imbatible por su rigor histórico y su objetividad. El Franco de Preston es el Franco real, tal y como yo lo entendí durante los veinticinco años en que ejercí el periodismo bajo la pisada del vencedor de la guerra incivil.
Pilar Eyre ha completado la biografía de Preston ofreciendo al lector los aspectos íntimos de la vida del que se tituló a sí mismo “Caudillo de España por la gracia de Dios”. El libro no tiene desperdicio. Refugiada en un formidable arsenal de documentación, Pilar Eyre ofrece al lector un Franco en familia y en la intimidad, desconocido en gran parte, incluso para los españoles que tuvimos que sufrirle durante largos años interminables. El padre del dictador, la madre a la que adoraba, los hermanos, sus amores y amoríos de juventud, la presencia permanente de Carmen, su mujer, la muerte de Felipe Polo, su suegro, la relación con los dictadores de Italia y Alemania, el duce Mussolini y el führer Hitler, la sombra de Eva Perón, la presencia de Pedro Sainz Rodríguez y el cachondeo que se traía, las aficiones caseras, el hervor de su relación tensionada con Juan III al que distinguió siempre con auténtico odio africano, la devoción por Nenuca, su hija, y los aspectos más mínimos y minuciosos de la vida íntima de aquel generalísimo que en todo mandaba, desfilan por el Franco confidencial de Pilar Eyre. Ah, y su relación con el príncipe de Asturias, hoy Juan Carlos I, desde el primer encuentro en el Pardo, narrado de forma divertida y minuciosa, hasta su recuerdo en el lecho de muerte, que la historiadora describe de forma patética y estremecedora con el beso final de Nenuca sobre la frente del dictador desgarrado.
Un libro extraordinario, en fin, este de Pilar Eyre, pues permite conocer a Francisco Franco tal y como era a través de una documentación condensada y desconocida en buena parte. Ningún lector que se sienta interesado en la reciente historia de España se arrepentirá de adentrarse en esta obra singular. He pasado un formidable fin de semana leyendo a Pilar Eyre, porque el interés de Franco confidencial se mantiene, gracias al talento literario de la autora y a su rigor histórico, en todas y cada una de sus 700 páginas.