Image: La venganza de la geografía

Image: La venganza de la geografía

Primera palabra

La venganza de la geografía

13 junio, 2014 00:00

Arnold J. Toynbee advirtió del condicionante geográfico para el entendimiento cabal de los acontecimientos políticos. Su monumental Un estudio de la Historia figura entre los grandes libros del siglo XX. En él, el filósofo se esfuerza por escudriñar el “ser histórico” atendiendo a sus causas primeras. Giambattista Vico había puesto en el siglo XVIII los cimientos de la filosofía de la Historia, como principio de una ciencia nueva.

A Ortega y Gasset le interesó especialmente de Oswald Spengler su sagacidad al subrayar el condicionante geográfico de la minúscula Europa dominadora del mundo. La decadencia de Occidente significó en su día un zarpazo sobre el hedonismo europeo. Johan Huizinga, en fin, entró de lleno en el análisis de la geopolítica como explicación final del devenir de la Historia. Su pensamiento deslumbra en Homo ludens y, sobre todo, en El otoño de la Edad Media.

Se comprende el éxito que en el mundo intelectual estadounidense ha conquistado Revenge of Geography, el libro de Robert Kaplan, situado ya en el epicentro del debate cultural de Occidente. Para el gran pensador, Estados Unidos está condicionado por las fronteras que lo zarandean entre los dos grandes océanos y la amenaza que supone lo que está sucediendo en México. La alusión a Arnold J. Toynbee y su idea del Imperio romano y los bárbaros ha erizado los vellos intelectuales de una parte relevante de los pensadores norteamericanos. Octavio Paz ya había anticipado lo que Kaplan desarrolla ahora con minuciosa intensidad sobre las fronteras artificiales y los artificiales Estados que de ellas han derivado, sobre todo en el mundo africano de la Negritud y también en Asia con las porosas fronteras de Pakistán, la India, Afganistán y Bangladesh.

Kaplan cree que el determinismo geográfico exige a Estados Unidos ser un poder moderador no solo entre las tres naciones de América del Norte sino también en Eurasia. Las fronteras naturales producen estabilidad política. Las fronteras artificiales son la causa determinante de los conflictos. La geografía se toma venganza de la ambición, los errores o la torpeza de los hombres al violentar lo que la naturaleza geográfica ha determinado, sobre todo en el África endrina, pero también en Eurasia y América.

Imposible contener en unas líneas el alud de sugerencias de Robert Kaplan, que son a veces contradictorias, en ocasiones discutibles, siempre sugerentes y enervantes. Está claro que la lectura de Revenge of Geography es imprescindible para entender cabalmente la evolución de la humanidad y las líneas cardinales de su futuro. La geografía sigue mandando y el discurso geográfico permite anticipar qué es lo que va a ocurrir en un mundo descoyuntado tras la Guerra Fría cuando se empieza a dudar del papel rector de los Estados Unidos de América. Kaplan ha escrito un ensayo de extremada racionalidad que radiografía la situación actual desde el condicionante geográfico del territorio y el clima. El escritor ya había anticipado en The coming anarchy la construcción de ese incontrolable nido nacionalista que en determinadas regiones del mundo, sobre todo en el África endrina, amenaza con crear un estado de guerra permanente. Con relación a Europa explica sagazmente que “el acoso de la deuda y las presiones sobre el euro no son coyunturales sino que derivan de una inmutable estructura geográfica”. Se está reproduciendo de nuevo la tensión entre la Romania y la Germania.

Kaplan, en fin, denuncia la falta de autenticidad democrática. En su criterio, la democracia tanto en Estados Unidos como en Japón es solo aparente pues el poder está en manos de una oligarquía que controla los medios de comunicación, las empresas multinacionales y los grupos de presión. Y aunque no lo afirma, sí sugiere como inevitable una guerra entre Estados Unidos y China lo que ensombrece los horizontes tenebrosos del futuro de la Historia. Para él, se escuchan ya las pisadas del nuevo César que viene, los pasos de la anarquía que llega.