Image: Los cuentos chinos de Arturo Mas

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Primera palabra

Los cuentos chinos de Arturo Mas

25 septiembre, 2015 02:00

En los últimos meses he leído una docena de libros desiguales sobre la Cataluña histórica y actual. Justo es destacar la excelente obra de Santiago Muñoz Machado, faro de rigor jurídico e histórico, y que además plantea una sagaz solución. A ella me referí en esta Primera Palabra hace un año.

Muñoz Machado, por cierto, recordaba la sentencia del Tribunal Supremo de Alaska, que prohibió un referéndum de independencia al considerar la iniciativa anticonstitucional. Conviene recordar también que la Constitución francesa de 1958 afirma, en su artículo 89: "No es admisible ninguna reforma de la Constitución que afecte al territorio del Estado".

A Oriol Junqueras y a su marioneta Arturo Mas las verdades les entran por un oído y les salen por el otro, sin romper ni manchar su altivo cerrilismo. Siguen inundando a la opinión pública catalana de cifras manipuladas. Por eso me ha parecido serio y oportuno el libro de Josep Borrell y Juan Llovach, Las cuentas y los cuentos de la independencia.

Josep Borrell, después de una dilatada vida de altas experiencias públicas, se encuentra en la cúspide de su madurez política e intelectual. Su libro es un compendio de rara perfección. Sin fobias ni filias, sin apasionamientos ni veleidades, el señor Borrell rebate uno a uno los principales argumentos de Arturo Mas, apabullándolo con la elocuencia de las cifras.

Si el presidente de la Generalidad afirma que los costes de las estructuras del Estado catalán se moverán entre los 2.000 y los 3.000 millones de euros, Josep Borrell le demuestra, como el profesor al alumno de orejas equinas, que el coste real sería el doble, es decir, 6.000 millones de euros, adicionales a los ya computados en la cuenta de los 16.000 millones de déficit fiscal calculado por el método monetario. Solo los gastos de Defensa, conforme a las exigencias de la OTAN, se elevarían a 3.000 millones de euros.

Josep Borrell desbarata la trama argumental de Arturo Mas con la tozudez de las cifras. Niega que Cataluña sufra expolio fiscal por parte de España. Y lo demuestra. Rechaza que Cataluña esté discriminada por las inversiones. Y lo demuestra. Discrepa de que la Comunidad internacional apoye el derecho de autodeterminación de Cataluña. Y lo demuestra. Todos los cuentos chinos, en fin, de Oriol Junqueras y su polichinela Arturo Mas quedan desarticulados en el libro excepcional que ha publicado Josep Borrell.

"Pretender el secesionismo -escribe el autor- por mayoría simple de diputados, cuando hace falta mayoría de dos tercios para reformar el Estatut o para decisiones de importancia infinitamente menor, como suprimir un organismo como TV3, es un despropósito. Y hacerlo de forma unilateral, rompiendo con la legalidad constitucional, es un viaje a ninguna parte". Se trata, en efecto, de un despropósito y de un viaje enmascarado, no sé si a ninguna parte, sí a taponar la corrupción que puede llevar a Arturo Mas y a muchos de sus cómplices a la cárcel. Un sector de la clase política catalana quiere evadirse de la Justicia y los políticos anhelan mandar más, porque todo eso esconde la agresión del secesionismo a la Historia y al estímulo, no de la inteligencia sino del sentimiento, de un sector del pueblo sencillo sobre el que Arturo Mas ha volcado, en los últimos años, 20.000 millones de euros en propaganda manipulada y en cuentos chinos.

Zigzag

La crítica especializada ha situado a Estartús entre los grandes de la abstracción española: Tàpies, Barceló, Rivera, Feito, Viola, Gómez Pablos y tantos otros. Nadie discute su éxito nacional e internacional. Afirma ahora el pintor que "he sentido la necesidad de efectuar una vuelta hacia el pasado impresionista de mi juventud". En la galería David Bardía ha agavillado 60 obras de evidente interés que se acercan más al realismo que al impresionismo con alguna derivación conceptual que recuerda a Eusebio Sempere. Vale la pena visitar esta exposición y contemplar los pequeños formatos con los que Estartús ha regresado donde solía. A mí me gusta más su vertiente abstracta pero las obras que presenta ahora demuestran su versatilidad y su dominio profundo del oficio de pintar.