Hace ya diez años, el 21 de enero de 2008, la Fundación Ortega-Marañón ofreció en su sede de la calle Fortuny una gran fiesta para presentar el nuevo diario digital El Imparcial, cabecera histórica de la familia de Ortega y Gasset y su entorno. El editor, José Varela Ortega, nieto del gran filósofo, es catedrático de Historia Contemporánea y ha impartido enseñanzas en las más destacadas Universidades de Inglaterra, Estados Unidos, Francia… aparte de atender ejemplarmente su cátedra en la Universidad Rey Juan Carlos de la capital de España.
A la recepción ofrecida por la Fundación Ortega-Marañón hace diez años asistió el todo Madrid. Allí estuvieron los personajes más relevantes de la cultura, la vida intelectual, la Universidad, la política, el empresariado, el mundo del espectáculo. Una explosión, en fin, de simpatía y esperanza.
Dijo en aquella ocasión, el editor de El Imparcial, que el nuevo periódico distinguiría siempre entre opinión e información y que solo publicaría noticias serias contrastadas, alejándose del periodismo de la insidia, del bulo y del chisme. El nicho propio de El Imparcial es la Universidad, catedráticos y alumnos, así como las profesiones liberales universitarias. Diez años después, Joaquín Vila, el prestigioso profesional que dirige el periódico, puede sentirse satisfecho de haber cumplido los objetivos fundacionales con el apoyo permanente de los que con él colaboramos.
En medio de las camelancias en cuanto a la difusión de algunos periódicos digitales y de tantas inciertas compañías de control de cifras, El Imparcial está auditado por la empresa más solvente y prestigiosa, ComScore, que, en el pasado mes de diciembre, situaba al diario con 4.316.100 lectores únicos, en lugar relevante para satisfacción de los que en el periódico trabajan.
Algunos espacios de televisión han convertido al periodismo en un lamentable ejercicio dedicado a la insidia, el bulo, el rumor, la trampa, cuando no a la calumnia y la falsedad. En una carrera destinada a engordar las audiencias, todo vale. Sin embargo, en sus líneas generales, el periodismo español es excelente. La mayoría de los profesionales, entre ellos los jóvenes de las nuevas generaciones, están haciendo un periodismo responsable, serio y contrastado.
Me siento especialmente satisfecho por haber fundado, tras mi dilatada vida profesional, El Imparcial digital. Los que hace diez años me propusieron hacer un nuevo periódico querían el clásico diario en papel. Les convencí de que el futuro era digital y diez años después está claro lo que entonces parecía una entelequia.
La función principal de un periódico serio es informar con noticias contrastadas. Eso ha hecho El Imparcial durante estos diez años. La segunda función de un periódico es ejercer el contrapoder, es decir, elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca, denunciar al poder cuando el poder abusa... Y no solo al poder político, también al poder financiero, al poder sindical, al poder religioso, al poder universitario, al poder social, al poder deportivo… También ha hecho eso El Imparcial durante esta década en la que las más prestigiosas firmas han descubierto o analizado en el diario los acontecimientos relevantes de la vida española e internacional.
No quiero, en fin, dejar sin mención al subdirector del periódico, José Antonio Sentís, tristemente fallecido hace unos meses, ni a todos cuantos hacen El Imparcial ni a los que en él colaboran con extraordinaria generosidad y entrega. A todos deseo suerte, porque talento les sobra, para dar continuidad a un periódico que hunde sus raíces en el siglo XIX y se abre gozoso a las nuevas tecnologías del siglo XXI.