Al recorrer el callejón inacabable de tantas miserias, el poeta cae en el pozo de las palabras negras y mira por el ojo del tiempo fundido como si nada cambiara en la periferia de su época. La poesía es la expresión de la belleza por medio de la palabra. Produce en el lector un placer puro, inmediato y desinteresado. Ut pictura poesis, escribió Horacio en su Arte poética. Pero es algo más que una pintura. A veces un extenso ensayo filosófico se resume en un solo verso: “No saber adónde vamos ni de dónde venimos”.
Julián Quirós, Antes de que Google nos alcance (Reino de Cordelia), se revuelve contra la dictadura digital, le toma el pulso a la realidad nueva y se niega a aceptar el orden impuesto por la identidad averiada, recordando la rebelde memoria primitiva.
El poeta entiende muy bien a Miguel de Cervantes cuando rasgó su intimidad para escribir en Viaje al Parnaso: “Yo, que siempre me afano y me desvelo por parecer que tengo de poeta la gracia que no quiso darme el cielo”. Sabe Julián Quirós que el cielo le concedió a él aliento lírico y, conocedor de la dificultad de hacer poesía, se escapa de las alambradas digitales para escribir versos profundos y conceptuales.
Se fue el poeta por el cuerpo abatido, decidido a derrotar la mentira, matando por dentro al inocente desaguisado. La algarabía de los gritos digitales robustece su recogimiento confortable, la paz del misterio y la fugacidad de pensar. “Mientras todavía haya niños y haya infancia –escribe– habrá cristos y vírgenes todas las primaveras, con noches calladas, plenas las calles y una fe en volandas procesionada”.
El poeta esquiva en su entorno las lanzadas electrónicas y, aunque acepta la evidencia del ocaso, siente que la existencia es un misterio donde cada cual hace su camino. Por eso combate, con la música interior del verso, las metáforas de la vida para volverse intenso y poderoso, víctima de la ciega creación.
Excelente libro el de Julián Quirós. Hay que echarle valor para enfrentarse al alud digital, a la dana electrónica, armado sólo con un puñado de versos
Oscurecido de soledades, el poeta encima de los escombros digitales reinventa el camino sobre el que debe transitar la humanidad entera, los pueblos todos de la Tierra. Sabe que, bajo el mandato dominante, el óbito exterminador triunfó con la tecnología digital, porque nada del mundo anterior debe subsistir. Se revuelve entonces con sus versos para combatir los dictados establecidos. Y recuerda cuando no era delito sostener una memoria distintiva.
Tal vez algún lector escuche en los poemas libres de Quirós, aunque a ráfagas, a San Juan de la Cruz, "oh noche que guiaste, oh noche amable más que el alborada, oh noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada".
Excelente libro el de Julián Quirós. Hay que echarle mucho valor para enfrentarse al alud digital, a la dana electrónica, armado sólo con un puñado de versos. La poesía es más profunda y más filosófica que la Historia, escribió Aristóteles. Menéndez Pelayo se apoya en la sabiduría del griego universal para hacer más sólida su Historia de la poesía castellana. En Cantos de vida y esperanza, Rubén Darío llama a los poetas "pararrayos celestes, que resistís las duras tempestades, como crestas escuetas, como picos agrestes, rompeolas de las eternidades".
Julián Quirós, antes de que Google nos zarandee, antes de que nos domine por completo, se ha enfrentado con el verso libre a la tecnología implacable, a los nuevos Césares que llegan… Se escucha ya el rumor de sus sandalias y de sus atroces exigencias.