La cuarta revolución industrial: El apocalipsis laboral empieza con los smartphones
Internet móvil, el big data y la inteligencia artificial, que han crecido al calor del smartphone, son los protagonistas de la cuarta revolución industrial.
29 septiembre, 2016 11:40Cada salto tecnológico acaba con un determinado número de puestos de trabajo. Ha ocurrido a lo largo de toda la historia. Si hace unos siglos hacía falta una mano de obra de miles de personas para cosechar un campo, hoy lo puede hacer una persona con una cosechadora. Ya en la revolución industrial miles de trabajadores protestaron con la destrucción de maquinaria -un movimiento llamado ludismo-. Sin embargo, al final la tecnología siempre ha creado más puestos de trabajo de los que ha destruido. Y sin embargo, ahora, en los albores de la cuarta revolución industrial, es posible que deje de ser así. Y todo comenzó con un smartphone.
Eso es lo que se desprende de un informe desarrollado por el foro de Davos. Para quien no lo conozca, es como se conoce al Foro Económico Mundial, una entidad sin ánimo de lucro -y seguramente con ciertas tendencias neoliberalotas- que se reúne cada año para analizar los problemas económicos que acechan al mundo. Y este año han predicho una tormenta perfecta para los próximos cinco años, tras la cual el mundo laboral no volverá a ser el mismo, y que dejará fuera a miles de personas.
Según este informe, los motivos de este enorme cambio son multifactoriales -como en casi todos los escenarios complejos- pero uno de los grandes motores será el cambio tecnológico. La movilidad de las redes móviles, la tecnología en la nube, el big data y la inteligencia artificial tendrán un gran peso en los movimientos laborales que están por venir, y son tecnologías que se han desarrollado en gran medida al calor de la popularidad del smartphone.
¿Qué es la cuarta revolución industrial?
La revolución industrial cambió el mundo desde la Inglaterra del siglo XVIII y lo sigue cambiando hoy. La primera revolución industrial nació gracias al vapor culminando en la década de 1840. Pero la tecnología no se iba a quedar allí, y dio un paso más a principios del siglo XX gracias a los combustibles fósiles y a la cadena de producción: la segunda revolución industrial.
La industria inteligente pude suponer un salto tecnológico tan potente que el humano deje de ser (tan) necesario
Cuando todavía estamos viviendo la tercera revolución industrial -la lenta implantación de las energías renovables-, nos adentramos en la cuarta: la llegada de la industria inteligente. El gran temor es que en esta ocasión el avance tecnológico sea tan potente que en muchos aspectos el ser humano deje de ser necesario.
Un cambio que ya ha empezado y que acelerará
En muchos países industrializados muchas de las profesiones con más demanda no existían hace diez años, y el proceso va a tender a acelerarse. Según el informe del foro de Davos, el 65% de los niños que hoy estudian en primaria cuando sean adultos desarrollarán trabajos que hoy todavía no existen.
Los trabajadores necesitarán estar en un aprendizaje permanente
Este cambio implica que buena parte de los trabajadores actuales tendrá que reciclarse, pero no sólo eso, sino que, además, en el futuro todo el mundo se verá obligado a permanecer en una constante etapa de aprendizaje.
Cinco millones de puestos de trabajo, a punto de desaparecer
La transformación tecnológica comportará, de entrada, la desaparición de hasta 5,1 millones de puestos de trabajo antes de 2020. Hasta dos tercios de estos serán empleos rutinarios de oficinista o de administrativo. En el terreno industrial, muchos puestos también desparecerán, si bien en este caso hay mejores perspectivas para que los trabajadores sean recolocados.
A pesar del paro, muchas empresas no podrán cubrir todos los puestos
Por otro lado se estima que en este mismo periodo se estima que aparecerán alrededor de dos millones de puestos de trabajo en los ámbitos de la ingeniería y de las matemáticas. Por desgracia, parece que las matemáticas no están a nuestro favor. Además, dado que los nuevos trabajos que aparecerán exigen formación mientras que los que desaparecerán exigen poca formación y los nuevos demandarán mucha, las desigualdades aumentarán, mientras que muchas empresas no podrán cubrir todos los puestos a pesar de la elevada tasa de paro.
Además, tanto la dirección de las empresas como los comerciales necesitarán una importante formación técnica para estar familiarizado con el producto. Las habilidades fundamentales más demandadas cambiarán. La creatividad, inteligencia emocional y capacidad para negociar, así como la habilidad para enseñar a otros ganarán importancia en este nuevo escenario.
El impacto de la inteligencia artificial, a partir de 2018
Recordemos que el informe se refiere a los cambios que veremos en los próximos cinco años. Si a partir de este mismo año y a lo largo de 2017 empezaremos a notar la presencia de nuevas formas de energía, del Internet de las cosas, y de la impresión en 3D, será a partir de 2018 donde llegarán otros actores con fuerza: la robótica, la biotecnología y, sobre todo, la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial puede acelerar todavía más este proceso
Llevamos ya unos años viendo cómo la inteligencia artificial avanza pasito a pasito. Y estos días hemos podido trastear con uno de los primeros productos que la lleva al gran público, aunque sea todavía en una forma bastante primitiva: Google Allo y su Google Assistant que promete marcar el camino que seguirá Android en el futuro.
Google Allo te quitará el trabajo: Si eres creativo tampoco estás a salvo
En principio, los trabajos que requieran de una mayor creatividad estarán más a salvo. Sin embargo, el avance de la inteligencia artificial es imparable. Recientemente ya hemos escuchado la primera canción compuesta por una Inteligencia Artificial, y aunque seguramente no es gran cosa tampoco es peor que muchos de las canciones que rellenan las tablas de grandes éxitos.
Los robotos no se limitarán sólo a trabajos automatizados
Otras disciplinas artísticas también se pueden echar a temblar. Ya existen algoritmos capaces de escribir poesía y novelas. Y robots pintores. Pero es que incluso un robot ha sido capaz de encontrar influencias entre artistas que ni siquiera los historiadores del arte habían sido capaces de ver.
¿Estamos ante un apocalipsis? Probablemente no
Ante este escenario es posible que más de uno se esté planteando agarrar su antorcha y su azada y unirse a una masa enfurecida dispuesta a destruir las máquinas para evitar el final de la civilización, pero probablemente no estemos ante el final de nada.
Si algo ha demostrado el ser humano es que es una especie capaz de adaptarse a los cambios. Ocurrió durante la revolución industrial y lo más probable es que vuelva a ocurrir. Estamos en un proceso de cambio tecnológico, económico y -sobre todo- social, pero eso ha ocurrido ya en otras etapas de la humanidad y no nos hemos extinguido. Es cierto que el cambio que viene es enorme y que -teniendo en cuenta que todavía no hemos salido de la crisis económica- se deben tomar medidas para limitar en lo máximo posible el impacto social que pueda tener.
Las empresas deberán tomar parte activa en la formación de talento
El propio foro de Davos propone una solución: las empresas deben dejar de limitarse a consumir el talento, sino que deben comenzar también a generarlo. Dado que el periodo de formación de los trabajadores ya no se limitará a sus estudios, las empresas deberán tomar el testigo y hacerse cargo de un proceso continuo de formación y reciclaje. Porque o lo hacen o serán las primeras en ver como el talento se esfuma de sus filas.