En Internet no hay un paradigma que dure décadas. Hay tecnologías innovadoras que se asientan y que permanecen entre nosotros, como los buscadores, las propias webs o las aplicaciones.
Pero, de vez en cuando, hay un tipo de servicio que crea una disrupción mucho mayor que el resto. Una tecnología que puede cambiar incluso la forma de comunicarnos.
En los últimos años hemos asistido al auge y hegemonía de una de ellas: las aplicaciones de mensajería instantánea.
Herederas de IRC y Chats
El usar servicios para comunicarnos con otras personas de forma síncrona no es algo nuevo. Las habitaciones de chats y los canales de IRC llevan mucho tiempo creados.
Cualquiera con un ordenador conectado a la red podía hablar con otra persona en cualquier lugar del mundo.
Sin embargo cuando los propios ordenadores dejaron de ser los dispositivos dominantes este planteamiento cambió. Los smartphones empezaron a copar la atención de los usuarios y las aplicaciones sustituyeron a las páginas web y los programas de escritorio.
Google ve el cambio
A principio de este siglo Google ya tenía una posición dominante y veía que el futuro estaba en el móvil. Su alianza con Apple para ser el buscador por defecto en el iPhone y la compra de Android nos dejan ver que no iban a esperar sentados a ser destronados como les paso a IBM y Microsoft.
Sin embargo hubo algo en lo que no supieron reaccionar a tiempo: la mensajería instantánea. Apple creó iMessage y en diversos países del mundo surgieron aplicaciones y protocolos como KIK, WhatsApp, Viber y muchas más.
La distracción de las redes sociales
En el mismo momento en el que estas aplicaciones empiezan a coger tracción se abrió otro frente que llamó mucho más la atención: las redes sociales. Facebook fue una de las primeras en hacerse mundialmente famosa, sin despreciar a otras como MySpace.
Google se obcecó en dar una respuesta, primero con Google Wave y más tarde con Google Plus. Ninguna triunfó y por el camino empezaba a tomar forma el siguiente paso que dejaría de lado estos servicios. Y Mark Zuckerberg lo vio.
Facebook compra Instagram y WhatsApp
Cuando eres el mayor en un mercado normalmente puedes destruir a tus rivales o, a lo sumo, comprarlos. Eso es lo que ha hecho Facebook con Instagram y WhatsApp.
La empresa estadounidense se ha preparado para el futuro comprando los servicios que serán el reemplazo de lo que actualmente es la mayor red social del mundo.
Facebook ya ha pasado su punto álgido y salvo que haya un gran cambio en el funcionamiento de la misma la mayoría de nuevos usuarios no irán a este servicio, sino a otros como Instagram o WhatsApp.
Google tiene un problema
Cuando Google se ha querido dar cuenta ha visto que ha destinado muchos recursos a luchar contra las redes sociales, o a crear una propia, y no ha prestado la atención necesaria a las apps de mensajería.
En el sector de los medios de tecnología el hacer chistes sobre la poca coherencia de Google con este tipo de plataformas es algo ya casi común. Y con razón.
Google ha apostado por HanOuts, Android Messages, Google Duo, Google Allo, el estándar RCS… y ninguno de ellos parece que le vaya a servir para luchar contra los que a corto, medio y puede que largo plazo son los servicios dominantes.
Google debe apostar fuerte
Aunque muchos no lo sabrán, Google intentó comprar WhatsApp pero la oferta de Facebook fue más interesante para sus creadores. Los 19 000 millones de dólares que pagó por la pequeña compañía se han demostrado que valieron la pena.
Google podría haber optado por comprar Instagram o Twitter en su momento pero ahora la primera también es parte del imperio de Zuckerberg y la segunda no tiene una tracción lo suficientemente buena.
Telegram es la última bala
Actualmente Google está en un precipicio en este sector pero aún tiene una liana a la que agarrarse: Telegram.
La plataforma de Pável Dúrov se ha convertido en una de las pocas alternativas reales a WhatsApp pese a que sus 200 millones de usuarios sean mucho menos que los más de 1000 millones que tiene WhatsApp.
El millonario ruso no tiene por qué tener interés en deshacerse de su compañía pero de la mano de Google podría llegar a convertirse en un actor mucho más prominente de lo que es ahora.
Un enfoque similar
Tanto Google como Telegram parecen atraer al mismo tipo de usuario: avanzado, que busca más de lo mínimo y que quiere aprender. Telegram es lo contrario a WhatsApp, para lo bueno y para lo malo, pero cada vez hay más usuarios que usan ambos medios.
Si Google es capaz de comprar o aliarse de forma fuerte con Telegram y lo convierte en la plataforma de mensajería por defecto de Android podríamos estar ante una verdadera alternativa a WhatsApp e incluso a iMessage.
No hay nada que por el momento nos haga pensar que esto vaya a pasar pero del mismo modo en que creo que Google haría bien en comprar Xiaomi antes de que saliera a bolsa, creo que una adquisición de este tipo la posicionaría en un sector que, por ahora, sigue siendo el principal en lo que a comunicación se refiere.