El desarrollo de un smartphone desde cero: todo lo que hay detrás y no imaginas
Cada año nos mantenemos expectantes por ver qué presentan cada una de las marcas protagonistas del mercado de telefonía móvil. Tenemos móviles que hace tiempo dejaron de ser ‘teléfonos’ para convertirse en compañeros inseparables en nuestro día a día. Lo son todo, nuestra principal herramienta de comunicación, nuestro centro de trabajo y productividad, nuestra cámara, nuestra agenda…
Probablemente estás leyendo esto desde tu smartphone pero, ¿somos realmente conscientes de todo lo que ha tenido que ocurrir para que ese dispositivo esté en nuestras manos? Hemos estado en las ‘entrañas’ de BQ, las oficinas, laboratorios de investigación y salas de pruebas de la empresa española en las que expertos, ingenieros y especialistas de todo tipo desarrollan los próximos smartphones BQ.
Diseñar no es solo diseñar
BQ puede estar orgullosa de ser la única empresa europea que diseña teléfonos móviles desde cero, pero ¿qué significa esto? Habitualmente cuando pensamos en ‘diseño’ tendemos a imaginar que el diseño implica la creación del terminal a nivel estético. Es decir, sus formas, su tamaño, los materiales que se van a utilizar, la posición de elementos como las cámaras o los botones… pero la realidad es que el diseño va mucho, mucho, más allá.
“Más que diseño, nos gusta hablar de desarrollo de un smartphone”, nos dice Iván Castro, Mobile Manager de BQ. Y no es para menos, dada la cantidad de fases y procesos por los que se pasa hasta que un smartphone BQ llega a las tiendas y distribuidores habituales que todos conocemos.
Los equipos que crean un smartphone
En todo el proceso de desarrollo de un smartphone BQ se implican entre 160 y 180 personas que hacen posible cada proyecto, desde el equipo de producto a todos los ingenieros de cada área. Estos equipos están divididos entre España y China, aunque es en nuestro país donde se encuentra el 90% del total, principalmente toda la parte encargada del desarrollo, mientras que el 10% restante están en su oficina de China.
Las razones de tener equipo físico en China son obvias. Hoy en día Shenzen es, literalmente, el centro mundial de la producción de productos electrónicos y allí está todo lo necesario para crearlos. La plantilla de BQ en China tiene tareas tan importantes como la supervisión y el control de calidad en la línea de ensamblaje una vez que el smartphone ha entrado en producción, la negociación con proveedores de componentes, reuniones con terceros fabricantes de piezas…
«La cámara es uno de esos puntos que te permite diferenciarte»
Dentro de BQ el desarrollo se reparte entre distintos equipos: el de ingeniería mecánica, de hardware, equipo de Industrial Design, de firmware y software, el grupo de QA (Quality Assurance) encargado de las pruebas y test de calidad de los productos, e incluso un equipo de especialistas que incluye tanto a ingenieros como a especialistas en áreas concretas que se dedican en exclusiva a la investigación y mejora de funciones específicas del teléfono.
Esto incluye especialistas de cámara, de audio, de batería, táctil y de radiofrecuencia. Es decir, áreas clave que hoy en día son fundamentales y en las que más nos fijamos a la hora de comprar un smartphone.
¿Cuál crees que, de todos, es el que más personas tiene dedicadas? Efectivamente, el de cámara. Iván nos confirma que el apartado de cámara es en el que trabajan más especialistas, incluyendo ingenieros y fotógrafos. “La cámara es uno de esos puntos que te permite diferenciarte, tu desarrollo propio es lo que marca la diferencia con respecto a la competencia”.
De 9 a 12 meses para desarrollar y fabricar un smartphone
Todo empieza en el papel
El ciclo de desarrollo de uno de sus smartphone se mueve entre los 9 y los 12 meses. Es decir, ese es el tiempo que pasa desde que se plantean crear un nuevo móvil, hasta que llega a las tiendas. En ese periodo hay muchas, muchísimas cosas que hacer y el calendario es ajustado.
Por supuesto, ese tiempo puede variar por diversos factores. Por ejemplo, cuando se trata de proyectos en los que utilizan tecnologías o materiales por primera vez, como puede ser una doble cámara, un sensor de huellas o cuando lanzaron por primera vez un smartphone de metal.
Todo empieza en la fase de prototipado, donde se define qué es lo que se quiere crear, las especificaciones generales y el punto clave que tendrá el producto (por ejemplo, un terminal en el que destacará su gran batería/autonomía). Con todos los “ingredientes” sobre la mesa, el equipo de diseño industrial es el que tiene más peso en este punto, ya que son ellos los que empiezan a trabajar en posibles diseños, primero con bocetos sobre papel, y más tarde se pasa al modelado 3D por ordenador.
Con el paso de las semanas se van cribando diseños y seleccionando aquellos que mejor se adaptan a las necesidades de lo que se quiere conseguir, hasta que finalmente hay un diseño ganador. En este proceso juega un papel muy importante la tecnología de impresión 3D de BQ. Aprovechan su saber hacer para plasmar posibles diseños y pequeñas variaciones en algo físico, que transmite sensaciones en la mano y que son imposibles de ver en un papel o monitor, todo en plazos muy cortos y sin depender de una producción externa.
Miles de componentes en capas: la magia del diseño interno
Hasta este momento solo se ha trabajado el diseño externo, las formas y materiales que tendrá el futuro smartphone, pero con esas decisiones tomadas se pasa ‘la pelota’ al resto de equipos de desarrollo y, como nos cuenta Iván, comienza una de las fases más impresionantes e imponentes: la creación del stack o distribución interna de todos y cada uno de los componentes, y el circuito impreso (PCB) del terminal, donde se encuentran miles de componentes.
Por supuesto, el equipo de hardware trabaja en conjunto con el resto de especialistas y, obviamente, en paralelo con los equipos de China: hay que contactar con proveedores de componentes, negociar viabilidad y detalles como la capacidad de producción o si dichos componentes se adaptan a lo que necesitan.
Con proveedores y socios importantes, como Google o Qualcomm, la comunicación con BQ ocurre directamente desde España, pero en juego hay muchos más implicados, como proveedores de pantallas, botones, cámaras, y para que la comunicación sea fluida debe ocurrir directamente en China.
El resultado son los primeros planos de fabricación del smartphone. Se envían a China para iniciar una serie de producciones de terminales a pequeña escala que están dirigidos a pruebas y test.
Durante 2 semanas se realizan más de 15.000 test
La primera tanda es una producción de solo 100 unidades y se envían íntegramente de vuelta a España para iniciar un periodo de unas dos semanas de pruebas y tests intensivos en los laboratorios de BQ. Hablamos de entre 15.000 y 20.000 test entre todos los equipos (hardware, cámara, audio, fiabilidad). Durante estas pruebas pueden existir cambios que salpiquen al diseño, en ese caso se revisa (puede haber variaciones de hasta el 30%) y vuelven a generar unos segundos planos de fabricación.
De vuelta a China, esta vez se produce una segunda tanda ligeramente mayor, de unas 250 unidades, y el proceso se repite. Ya se trata de dispositivos que a simple vista podrían pasar por unidades casi finales, pero en los que todavía hay que realizar cambios y ajustes. En este momento las variaciones pueden ser del 10%, si es superior, habrá que repetir las fases hasta conseguir que los cambios sean mínimos.
En cada fase las pruebas son más exhaustivas
Con todo llegamos a la fase denominada como PVT o ‘Production Validation Test’. Aquí la producción de unidades para test se amplía hasta los 1000 o 2000 dispositivos y además sirve como un simulacro de la producción en masa, por ejemplo, para determinar en qué puntos habría que poner los controles de calidad una vez esté lista la cadena de ensamblaje final.
Las pruebas que se realizan en esta fase ya son mucho más exhaustivas, estamos cerca del final y se realizan test de experiencia de usuario, realizando procesos que una persona normal llevaría a cabo en su día a día con el smartphone.
Además, en los sótanos se encuentran las salas de tortura para los teléfonos, con pruebas de caída libre, test de botones, máquinas que emulan tormentas de arena o lluvia para probar el sellado e incluso un ‘robot’ en el que se emula que nos estamos sentando sobre el smartphone para probar su resistencia a la torsión.
Tras unas semanas por fin se llega a la fase de “Mass Production”, comienza la producción en masa de los smartphones BQ que se alargará durante los 7-8 meses posteriores… pero el trabajo no ha acabado ahí.
El desarrollo del firmware/software y los controles de calidad
Durante la producción de los smartphones se mantienen los controles de calidad y los hay de varios tipos: pruebas de funcionamiento a las que se someten el 100% de los móviles producidos (por ejemplo, que la pantalla táctil responde o la aplicación de cámara se abre), test completos a los que se somete un porcentaje de la producción y en los que se prueba absolutamente todo (como es obvio, es físicamente imposible realizar estas pruebas a las decenas de miles de unidades que salen de fábrica) y, en tercer lugar, pruebas en España.
Cada cierto tiempo BQ realiza pruebas en nuestro país de unidades que salen de la línea de producción. Cualquier cambio a realizar, sobre todo a nivel de firmware/software, se transmite a China para que los smartphones ya salgan con las modificaciones.
¿Por qué mi smartphone se actualiza la primera vez que lo enciendo?
En paralelo a todo lo dicho va el desarrollo del firmware del smartphone (adaptar la versión de Android que proporciona Google y realizar algunos ajustes) y el del software, que incluye las mejoras de cámara o su aplicación propia.
Desde BQ confían en la ‘experiencia Google’ y no aplican grandes cambios de interfaz ni pesadas capas de personalización. En su lugar, centran los recursos en ofrecer la mayor estabilidad de uso. Por eso, cuando estrenas un smartphone, es muy posible que haya una actualización de software pendiente, porque entre que se produce y llega a las tiendas, los ingenieros de BQ siguen trabajando en pulir cualquier detalle.
Además, la compañía tiene un acuerdo con Google por el que lanzar una actualización con los parches de seguridad cada 90 días como máximo desde que el propio Google los libera y ofrecer 1 o 2 – en el caso de la segunda, si es posible técnicamente – grandes actualizaciones del sistema operativo Android.
La importancia de escuchar: el feedback para mejorar
El trabajo tampoco ha terminado cuando el smartphone está en las tiendas. Desde BQ tienen un equipo dedicado en exclusiva al feedback de los clientes, al rastreo de redes sociales, foros y en general a lo que se comenta en Internet sobre los dispositivos.
Esto es algo sumamente importante porque permite detectar errores que pueden corregir rápidamente con actualizaciones y, también para tener un feedback muy valioso de cara al futuro, ya que se tiene en cuenta cuando llega el momento de desarrollar los smartphones de nueva generación.
¿Cuándo ocurre eso? Prácticamente el mismo día que un smartphone pisa las tiendas. El calendario del mercado móvil no perdona, vuelta a empezar para que en aproximadamente 12 meses, se lance un nuevo BQ.
La próxima vez que oigas eso de “al final todos fabrican en China” sabrás que, aunque la afirmación no es del todo errónea, no es un proceso tan sencillo como enviar un bonito diseño a aquel país y que por arte de magia aparezca un smartphone.