De vez en cuando aparecen juegos que parecen haber sido creados bajo la influencia de una intoxicación etílica. No suelen ser muy buenos, ya que basan todo su atractivo en el uso continuo de un par de gracietas y referencias mal escogidas y no aportan nada más. Sacred Guns es diferente, en el sentido de que no parece que su creador, Mark Leung, se haya dañado el brazo levantando cubatas. No, un simple vistazo al juego es suficiente para llegar a la conclusión de que Leung es amigo de María.
El argumento es simple y blasfemo a partes iguales. Noé está liado con la construcción de su famosa Arca, y mientras tanto el todopoderoso ha mandado al arcángel Mark Leung (guiño, guiño) a evitar que sus creaciones mas desfavorecidas puedan salvarse. Teniendo en cuenta que se acerca un chaparrón de proporciones bíblicas, lo fácil sería cerrar la puerta a cal y canto, pero el estilo de este arcángel es algo distinto. Agraciado con un peinado afro y sus dos pistolas doradas, prefiere masacrar a todo bicho viviente que no cumpla el estándar de belleza que pide el Señor. Por el camino se las verá con varios giros de guión perfectamente narrados por un doblaje que, si parece estar hecho por tres personas, es porque lo está.
Decir que Sacred Guns tiene un estilo desenfadado es lo mismo que decir que el Ecce Homo es la reinterpretación de un clásico: es quedarse muy corto. Los enemigos están compuestos por personajes populares como Bob Esponja o los teletubbies, lo suficientemente camuflados y mancillados como para que puedan ser reconocidos sin sufrir las embestidas del departamento legal de la mitad de EEUU; y toda una variedad de memes nacidos en los últimos años de Internet. En términos jugables, es un simple shooter en el que tenemos que resistir oleadas de enemigos, a cada cual mas horrendo y peligroso.
Sacred Guns no es nada llamativo en ese aspecto, pero el juego es consciente de que sus puntos fuertes residen en otros apartados. Hay pocos títulos en el mercado cuya principal misión consista en arrancar una sonrisa al jugador y menos aún que utilicen la parodia descarada para ello, y solo por eso ya es un juego que merece la pena.