Android y los nuevos procesadores para el internet de las cosas. Intel Quark y mas allá
¿A qué cosas se refieren cuando se habla del internet of things? Estamos acercándonos a navidad y los productos que seguramente el año que viene estén en cada tienda empiezan a asomar la cabeza. Relojes supuestamente inteligentes, gafas a la última moda y todo tipo de gadgets que registran nuestros pasos y comparten en las redes sociales nuestros hábitos. Pero esto es solo el principio por lo que parece, preparémonos para tener un microchip en la nevera, en el coche, en la ropa, en la tele, en las farolas… cualquier elemento de nuestro entorno puede ser adaptado para monitorizar y detectar la actividad cercana transformándose en un nodo de la inmensa red que es Internet y que pretende abarcarlo todo cada vez más.
Ya han surgido varios entusiastas en sitios como Kickstarter con numerosas iniciativas en forma de sensores o pequeños gadgets pero adolecen de algo que no está en sus manos. Los grandes fabricantes están empezando a adaptar ahora los protocolos y los procesadores necesarios para que estos artilugios tengan una vida y unas funcionalidades suficientemente dignas. Por tanto hasta que la gran industria no nos abastezca de recursos estas ideas estarán basadas más en la creatividad que en la oportunidad.
Intel y su guerra con Qualcomm por los procesadores de bajo consumo
Si tuviéramos que definir cual es la principal diferencia entre estas dos compañías deberíamos fijarnos en la arquitectura de sus procesadores. Intel con sus fiables y rígidos x86 y Qualcomm con sus dinámicos procesadores basados en ARM, pero de han pasado muchos años y estas simplificaciones ya no son aplicables. Qualcomm empezó en el mercado móvil y ha acabado convirtiéndose en el corazón de tantos dispositivos que hace poco superó a la poderosa Intel en bolsa. Son tiempos de movilidad, bajo consumo y potencia con control.
Qualcomm y ARM van mucho más allá que la gama Snapdragon y big.LITTLE. No haremos un repaso de todo lo que tienen pero va desde modems hasta procesadores de consumo casi nulo. De estos últimos hablaremos ahora, la gama Cortex-M Series de ARM, la opción destinada a convertirse en referencia en los dispositivos que requieran una gran autonomía. Su TDP está muy por debajo de lo visto en móviles y están optimizados para controlar sobretodo los sensores como el bluetooth o el acelerómetro. Aquí no hay preocupación por la potencia gráfica o los MHz, pero sí que entran en juego todos los frameworks y conectividades pensadas específicamente para esta plataforma.
El Qualcomm Toq lleva en su interior uno de estos Cortex, en concreto un M3 a 200MHz, potencia suficiente para mover con soltura esa pantalla Mirasol que posee el smartwatch pero también para darle una autonomía de unos tres o cinco días, números que en Android son difíciles de ver hoy en día.
Intel ha dedicado una grandísima cantidad de recursos para luchar contra estas flexibles arquitecturas. Y no nos referimos a Haswell y su gran mejora en la batería de los ultrabooks, ni a su gama Atom que no ha conseguido convencer a muchos fabricantes más allá de algun smartphone asiático o alguna tablet (como la Galaxy Tab 3).
El roadmap de Intel está bastante definido, pero estos días en el IDF de San Francisco han anunciado una nueva plataforma para dotar de corazón y energía todos esos objetos portables o vestibles. Se trata de Quark y prometen un consumo de una décima parte de los actuales Atom, todo gracias a su proceso en 14nm y arquitectura Airmont.
Los primeros integrantes serán los SoC Intel Quark X1000 Series, una quinta parte del tamaño de los Atom, que estarán disponibles en algún momento del próximo año 2014, adelantando así en un par de trimestres las previsiones que se barajaban a principios de año. Lo más sorprendente viene en la licencia de esta nueva plataforma, pues Intel imita a ARM y ha decidido licenciar a terceros su arquitectura para que estos puedan crear sus propias recreaciones.
Con un TDP minúsculo y unos precios irrisorios no dudamos en que a partir del año que viene la fiebre por los pequeños gadgets aumente exponencialmente, en la medida en que Intel o Qualcomm puedan producir estos chips estará la ventaja que pueda tomar uno sobre el otro.
Adaptando el procesador a las necesidades del dispositivo
En el momento en que ARM decidió licenciar su arquitectura puso en evidencia que sería un todos contra Intel, dueña celosa de los secretos que la habían hecho poderosa. A pesar de que muchas compañías han ido luego por su lado, la verdad es que tanto Krait de Qualcomm como Swyft de Apple están fuertemente inspiradas en los diseños de ARM.
Una vez adquiridas las habilidades para hacer sus propios modelos, la tendencia ha sido hacer los procesadores con características especiales de cada marca. La personalización del hardware para reservar ciertos componentes a dedicarse a tareas especificas que queremos que el dispositivo realice de manera automática es lo habitual en procesadores como los Exynos de Samsung. Los Snapdragon 800 de Qualcomm se han convertido en lo más deseado al demostrar que potencia y batería pueden ir de la mano gracias a detalles que no pasan por incluir ocho núcleos.
Nuestros amigos de la manzana acaban de lanzar junto a su chip principal el procesador de rastreo del movimiento M7, únicamente encargado de monitorizar el acelerómetro, el giroscopio y la brújula, justo lo que se utiliza en muchos dispositivos vestibles que utilizan los corredores. Como vemos aquí Apple optimiza el hardware para que funcione mejor en aquellas áreas que más le convienen.
Google quizás compró Motorola con la vista puesta en esto, no es de extrañar que el procesador del Moto X sea tan especial. Aparentemente no deja de ser un Snapdragon S4Pro en potencia, pero gracias a la adicción de varios núcleos secundarios puede encargarse del reconocimiento de voz o de dotar energía para que Google Now funcione. El Motorola X8 es el nombre que recibe el procesador con el que Google utiliza varios núcleos para manejar únicamente sus servicios. Por eso es tan importante que el software y el hardware vayan de la misma mano, pues ya es la norma que el sistema operativo y las aplicaciones funcionen en la misma línea que el procesador que les mueve.
Estos procesadores sintetizables y moldeables vienen acompañados de un SDK y unas librerías especificas para que los programadores puedan aprovechar mejor la arquitectura multihilo, no es tarea fácil pero los resultados son mucho mejores que los posibles a base de fuerza bruta.
Samsung se encuentra aquí en una encrucijada, y de ahí sus últimos movimientos con Tizen. La marca coreana planea fabricar sus propios procesadores (de hecho ya lo hace con los Exynos) y su propio software, para no depender de una Google que trabaja para si misma.
Finalmente, estamos viendo que esos núcleos adicionales están destinados principalmente al ahorro de batería y a funciones que no tienen nada que ver con la potencia. Una tendencia que no es sino la antesala de la invasión de monitorizadores, notificadores y miniherramientas que irán llegando para librar al smartphone de muchas utilidades que tienen más sentido si se realizan desde pantallas más pequeños o incluso en un segundo plano sin que requiera nuestra atención.
¿Será Android 5.0 una versión para todos los tipos de dispositivos?
Sea la golosina que sea la futura versión de Android (más allá de Kit Kat) lo que se presupone es que sea un gran cambio respecto a lo que tenemos ahora. Pueden ocurrir multitud de cosas, pero nos preguntamos si Google decidirá utilizar Android como sistema operativo principal y canibalizará tanto Chrome OS como el posible sistema que utilizarían estos pequeños aparatejos.
Pensemos en lo que tenemos ahora, Google Glass y smartwatches. Los desarrolladores ya se han lanzado a crear todo tipo de aplicaciones para aprovechar lo que estos gadgets pueden hacer sobre los smartphones. Y parece ser que contarán con una sección propio en Google Play, ¿una? ¿dos? Si atendemos al diseño que está más en boga es posible que los dispositivos vestibles no sean tan distintos en interfaz entre ellos.
Pero los planes de Google van más allá de la red. Porque no todos los procesadores cuentan con la potencia suficiente para mover Android, ni siquiera tiene que existir una pantalla en estos aparatos. ¿Por tanto que sentido tiene introducir un sistema operativo completo si solo queremos que maneje un par de sensores?
Igualmente si queremos que sean dispositivos inteligentes necesitarán un protocolo para comunicarse. Una vez solucionado el tema de las IPs, se necesita una manera de enviar la información a la red, ya sea a través de HTTP, una dirección de mail, un número de teléfono… y aquí entra el bluetooth LE o Smart Ready. Esta versión de bajo consumo del clásico bluetooth es soportado por Android y simplemente necesita de dos terminales para funcionar. Uno de ellos se define como central y el otro como periférico, el central sería nuestro móvil y el periférico puede ser cualquier cosa que con un simple procesador mononúcleo podría funcionar. ¿Os suena Chromecast? Ahora imaginad que en vez de conectarlo a una televisión con todos sus programas, etc… se conectara a una pantalla vacía, donde el procesador tendría como única función poder mover con soltura los vídeos.
Si pasamos por alto la pantalla los requisitos que tendrían que tener los procesadores serian aún menores. Su función debería ser únicamente recibir y transmitir una pauta concreta a través de bluetooth y quedarse en un estado suspendido con gasto mínimo el resto del tiempo.
Google lleva pensando en estas redes de dispositivos mucho tiempo, una muestra sería su sistema android@home del cual no he vuelto a oír. La idea del internet de las cosas para Google pasa más por una colección de detectores y tags (estilo NFC) que por una multitud de miniandroides por todas partes. Aunque esto dependerá en gran medida de la función del objeto, un smartwatch como el Gear o el Toq sí que tiene más sentido el disponer de Android pero quizás no una farola o aquellos chips que pasen tan desapercibidos para el usuario que su uso sea casi automático. Aquí entramos en una divagación peligrosa, y podemos preguntarnos también sobre la recarga (inalámbrica) de la batería, una tan pequeña que posiblemente la recarga no depende de nosotros.
Ya hay procesadores de bajo consumo en multitud de androides, desde televisiones, coches inteligentes, reguladores, consolas, máquinas de café… hasta espejos. Google debe empezar a introducirse cuanto antes en todos los dispositivos plausibles antes que otros fabricantes creen plataformas lo suficientemente válidas como para funcionar sin necesidad de su sistema operativo. De momento Intel y Qualcomm son simplemente fabricantes de hardware cuyo modelo de negocio es aliarse con cuantos más mejor, pero no sería la primera ni la última vez que un gigante así decide aventurarse por si solo.
¿Cómo de seguro es todo esto? No lo sabremos hasta que no surjan unos estándares abiertos, pero gracias a que es un terreno nuevo de momento las compañías están siendo bastante claras y compatibles entre ellas. Veremos si Google decide aventurarse en la internet de las cosas con Android/Motorola como punta de lanza o como el sistema operativo abierto que hizo que todos los demás lo acogieran para su propia empresa.
Deseamos desde aquí que estas innovaciones lleguen a buen puerto, nada sería peor para nosotros que la cantidad de gadgets a cargar durante la noche se duplicara… en definitiva, se avecina una guerra por la mejor relación potencia / watts en la que a los clientes se nos ofrecerá un abanico de posibilidades que dejará a las placas arduino anticuadas.
¿Creéis que las grandes empresas aprovecharán esta nueva forma de acceder a nuestra información para clasificarla mejor? ¿a través de tags y con el nacimiento de una web semántica o seguiremos con el modelo de apps?
¿Será Intel o Qualcomm el nuevo gigante de los microchips? ¿Está Apple y Samsung preparados para crear también relojes, gafas, coches…? ¿Es Android o Windows el sistema mejor posicionado para el internet de las cosas? ¿Tendremos chips hasta en los calcetines? ¿Llevarán Android?