La educación es un pastel exquisito para las empresas tecnológicas. Google, Apple y Microsoft se han lanzado a la conquista de este terreno. Paradógicamente, esas mismas tecnologías que pueden ser una gran ayuda en la formación de los jóvenes humanos, también pueden ser un gran enemigo.

Según un informe realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Institut Català de la Salut y la Universidad Ramon Llull, el 89% de los jóvenes tiene su primer móvil antes de los 13 años. Aunque pueda sorprender, en el fondo no es algo extraño, ya que muchos padres ven en el teléfono una buena herramienta para tener a sus hijos controlados en cualquier momento sin pararse a pensar en el mal uso que estos podrían hacer de él. El uso del móvil en menores puede tener otros efectos menos deseados.

Excesivo uso del smartphone en clase

En 2013, la Universidad de Haifa realizó un estudio entre 591 estudiantes de instituto: el 95% de ellos reconoció usar el teléfono para enviar mensajes y correos durante las clases, el 94% aseguró usar su teléfono para visitar webs tipo Facebook, el 93% escuchaba música y el 91% llegaba a hablar por teléfono en clase.

Esto tampoco debería extrañar a nadie, los smartphones son utilísimos, pero también un arma de distracción masiva. Cuando yo iba al colegio -no hace tanto, hace doce años- una bola de papel era motivo suficiente para desviar la atención del profesor, y en la facultad el salvapantallas del DVD con el logo rebotando en los lados y cambiando de color era toda una rave. En este sentido, un teléfono equipado con Whatsapp, Facebook y Snapchat es simplemente la perfección tecnológica contra un profesor coñazo.

El alumno siempre ha tendido a distraerse en clase, así que en este sentido es posible que estos estudios estén sólo apuntando a un síntoma en vez de a la enfermedad. ¿Cual es la causa de que los alumnos se distraigan? Quizá un sistema educativo no del todo eficiente, mal profesorado, o la simple naturaleza humana.

Es cierto que los móviles actuales facilitan tremendamente la distracción, pero en cierto sentido lo único que hacen es elaborarla. Yo no tuve un teléfono inteligente hasta mis dos últimos años de carrera -si consideramos inteligente un Nokia N95- y sin embargo podría colapsar Internet explicando cosas que hice para evitar aburrirme escuchando al profesor, incluido aburrirme mirando al techo.

El uso de la tecnología vinculado al fracaso escolar

Eso no quiere decir que debamos obviar los resultados, es evidente que hace falta desarrollar un sistema efectivo para controlar el uso de estos dispositivos en clase que vaya más allá del profesor gritando «Mengano, guarda ese teléfono», pero sin duda lo más útil en este sentido sería desarrollar un sistema educativo que captase la atención de los estudiantes. Eso no es fácil ni barato, pero si hay un campo que merece ese esfuerzo es precisamente la educación. Tal vez la introducción de las nuevas tecnologías sea un primer gran primer paso, por aquello de combatir fuego con fuego.

El estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona también relaciona el número de horas de uso de las nuevas tecnologías en casa con el fracaso escolar. El estudio hace referencia a uso del ordenador, aunque este es fácilmente extrapolable a móviles y tabletas, y más visto los usos mayoritarios que le dan: el 87%, a redes sociales; el 52% a chats; el 68,3% a correo electrónico, y el 50% a tareas escolares.

El estudio revela que el fracaso escolar entre alumnos que usan el ordenador más de tres horas es del 29%, entre los que lo usan una hora o menos es del 16%. Curiosamente, un estudio de 2009 de la Universidad de Navarra obtuvo unos resultados muy parecidos. Sin embargo, hay otro dato revelador: el fracaso escolar de los que no usan el ordenador en absoluto es del 27%.

Otro dato llamativo es la relación entre las horas de uso del ordenador y el consumo de sustancias tóxicas. El 11% de los alumnos de primero de ESO que usaban el ordenador más de tres horas había sufrido una intoxicación etílica severa y el 10% había probado la marihuana, mientras que estas cifras bajan al 4% y 2% respectivamente entre los alumnos que usan el ordenador menos de una hora.

El abandono escolar desciende desde la popularización de los smartphones

De nuevo, estas cifras revelan más un síntoma que una enfermedad. Si el problema es la falta de control de control por parte de los padres o cualquier otro debería determinarlo estudios posteriores que indaguen más en el porqué.

La razón del fracaso escolar no son los smartphones, y la evidencia es que la tasa de abandono escolar ha comenzado a bajar notablemente desde 2009, precisamente el año en el que los teléfonos inteligentes comenzaron a popularizarse. En 2009, la tasa era del 31,2, y desde 1994 había rondado siempre el 30%. Desde ese año ha bajado progresivamente hasta el 23,5% de 2013.

Por lo tanto, está claro que el uso excesivo de los móviles y tabletas puede estar vinculado al fracaso escolar, sin embargo hay motivos más que evidentes para pensar que estos no son la causa, lo cual no quiere decir que no se deba inculcar a los jóvenes la necesidad de un uso moderado de las nuevas tecnologías, pero se debería seguir estudiando las causas que llevan al fracaso escolar y, sobre todo, tener un sistema educativo moderno y estable, que no se modifique cada vez que cambie el partido del Gobierno, pero conociendo la altura política de este país, eso es soñar con unicornios rosas.

Gráfico de abandono escolar: lainformación.com