Google quiere evitar que las aplicaciones permanezcan desactualizadas con dos medidas para los desarrolladores: deberán adaptarlas a Android 8 Oreo y tienen que ser compatibles con 64 bits.
Con tantas versiones de Android, tantas resoluciones de pantalla, ratios, tamaños, que si tablets o smartphones… para los desarrolladores supone un reto enorme que sus apps funcionen en cualquier dispositivo con el sistema operativo móvil de Google. De ahí que mucha tarden en actualizarse a los últimos requerimientos, algo que la propia Google quiere evitar.
Los requerimientos son más duros para quienes deseen publicar una aplicación en la Google Play Store o mantener sus desarrollos en ella: deberán ser compatibles con las últimas APIs disponibles. El objetivo es mantener la seguridad y ofrecer una aplicación adaptada al máximo número de dispositivos posible, también los más recientes.
Mayor seguridad para los usuarios sin perder compatibilidad por el camino
Estos nuevos requerimientos para las aplicaciones los ha publicado Google en un artículo del blog para desarrolladores Android. Son obligaciones para quienes deseen publicar nuevas apps y mantener las ya desarrolladas en la tienda. No es habitual que Google se ponga dura en este sentido, algo que, bajo mi opinión, debería hacer más a menudo.
Los requerimientos de cara a los desarrolladores son:
- Para agosto de 2018 las nuevas aplicaciones deberán ser compatibles con Android 8 Oreo. Han de amoldarse a las últimas APIs disponibles sin que pierdan compatibilidad con versiones anteriores. En el caso de las apps ya publicadas, todas tendrán que ser compatibles con las últimas Apis en noviembre de 2018.
- Para agosto de 2019 todas las aplicaciones deberán ser compatibles con la arquitectura de 64 bits. Android es compatible con ella desde Lollipop 5, pero no ha sido hasta ahora cuando Google ha hecho obligatoria su compatibilidad.
- Google añadirá en 2018 un extra de seguridad a la firma de las aplicaciones. Este paso se hará de manera automática en la Google Play Store sin que los desarrolladores tengan que hacer nada. Es un movimiento lógico dada a los crecientes problemas de autenticidad de las aplicaciones.
Google se ha puesto más dura en relación a los requerimientos de las aplicaciones, pero ha estirado en exceso el periodo de adaptación. Hasta agosto de 2018 hay tiempo para optimizar las aplicaciones; retrasándose hasta 2019 la obligatoriedad de ser compatibles con la arquitectura de 64 bits. Esto garantizará las actualizaciones de nuestras apps preferidas, sin que sepamos algo clave: ¿qué piensa hacer Google cuando se encuentre con aplicaciones desfasadas?
Cualquier mejora en la seguridad es bienvenida, también en la compatibilidad con las versiones más recientes de Android. Veremos si la Google Play hace limpieza de aplicaciones que llevan años sin actualizarse.