¿Cuándo fue la última vez que te pusiste a escuchar un disco de principio a fin? Si eres como yo, probablemente eres de los que deja que el algoritmo Spotify decida por ti, poniendo una lista de reproducción en aleatorio para que cada canción sea diferente.
[El truco de Spotify para que tus playlists no se repitan las mismas canciones una y otra vez]
No te culpo. La manera de disfrutar la música ha cambiado mucho en dos décadas, y los servicios de streaming tienen buena parte de culpa; la propia Spotify fomentó esta costumbre al hacer que los usuarios gratuitos sólo pudiesen reproducir listas en aleatorio y no pudiesen buscar directamente el disco que quisieran.
Casi dos décadas de música en aleatorio
No es que escuchar música en aleatorio sea algo sólo propio de ‘millenials’ o ‘zoomers’; cualquiera que haya usado cintas de casete recordará crear su propio ‘mix’ de canciones cogidas de diversos álbumes. Pero no fue hasta que la tecnología nos puso fácil obtener una canción nueva en cada ocasión, que esta práctica realmente explotó. Y Apple tiene buena parte de culpa.
Hace 18 años que fue lanzado uno de los dispositivos más polémicos de Apple, y eso ya es decir: el iPod Shuffle. Como su nombre indica, este reproductor de música estaba diseñado para reproducir música en aleatorio (“shuffle” en inglés), basándose en los archivos que tenía almacenados en su almacenamiento interno; es precisamente ese detalle lo que lo hacía posible, ya que este fue el primer iPod que usaba memoria flash, más rápida y capaz de eliminar las pausas entre canciones que se producían en reproductores con disco duro.
En realidad, la reproducción en aleatorio era una necesidad técnica, ya que el iPod Shuffle no tenía pantalla como el resto de modelos, así que no podíamos navegar por nuestra biblioteca de discos; sólo podíamos reproducir los archivos en el orden en el que estaban, o en aleatorio. La experiencia era completamente diferente a lo acostumbrado, ya que en cada ocasión recibíamos un orden diferente, con canciones que a lo mejor no habíamos escuchado hace un tiempo y que podíamos redescubrir, gracias a una función de iTunes que obtenía canciones aleatorias de nuestra biblioteca. También nos ahorraba tiempo, ya que nos evitaba tener que elegir entre las canciones disponibles; iTunes recibió una función que rellenaba la memoria automáticamente de canciones aleatorias guardadas en nuestro PC o Mac.
Recuerdo que el iPod Shuffle generó muchas discusiones sobre el futuro de la música. En su día, muchos renegaban de este dispositivo y de lo que representaba, quejándose de que las nuevas generaciones no apreciaban el arte del álbum de música. Aunque no lo parezca, el orden de las canciones es algo que ha provocado quebraderos de cabeza a muchos artistas y productores, y en muchos trabajos es vital para su completo disfrute. Hay álbumes que cuentan una historia, o que intentan meternos en una “montaña rusa” de emociones jugando con el orden de los temas vibrantes y los que son más lentos.
Hoy en día, eso no tiene tanta importancia. Muchos artistas ya no crean música con el concepto de “álbum” en mente, sino para sacar partido del algoritmo; muchos incluso han dejado de sacar discos, optando por lanzar una sola canción cada cierto tiempo. Si tu audiencia sólo escucha una canción tuya, ¿para qué gastar tiempo en el resto? Las propias canciones también han cambiado, por ejemplo en la duración (y es que servicios como Spotify pagan por cada reproducción, así que conviene que las canciones sean cortas para que cada usuario genere más reproducciones).
No estoy diciendo que eso sea malo, sólo que es diferente a la manera en la que se disfrutaba de la música antes. Ya he confesado que casi siempre escucho música en aleatorio, por conveniencia más que nada; aunque de vez en cuando, cuando tengo tiempo, prefiero aislarme y escuchar un disco.
En su día, Apple se defendió de los críticos del iPod Shuffle afirmando que sus datos de uso de iTunes indicaban que mucha gente prefería dejar el reproductor en aleatorio; es evidente que ya era una práctica común. Pero al ser más barato, el iPod Shuffle fue el primer reproductor digital para mucha gente, y la iniciación en este estilo de disfrute de música que continuaron Spotify y los servicios de streaming.
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