Lanzar al mercado un electrodoméstico que se sube a la ola de ser "inteligente" con esa conexión activa durante todo el día para que muchas veces nos preguntemos realmente su utilidad, es algo ya usual. Los fabricantes de este tipo de productos, como son Whirlpool y LG no llegan a entender qué sucede.
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El propietario de una lavadora inteligente pasa de conectarla al WiFI
Según podemos saber, solamente el 50 % o incluso menos de los propietarios de electrodomésticos inteligentes, como pueden ser frigoríficos, hornos o un mismo lavavajillas, no llegan a conectar estos productos a la red local de su hogar.
Los fabricantes se basan en que los usuarios de sus productos no conocen todo lo que su electrodoméstico puede ofrecer si los conectan a la red para así mantener su comida fría o simplemente secar la ropa.
Aparte de que todos esos datos que los fabricantes sustraen del uso que le dan sus propietarios para mejorar sus productos, actualizaciones automáticas o servicios de suscripción, simplemente se quedan a mitad de camino al no estar conectados.
Henry Kim, director de la división de dispositivos inteligentes de LG en Estados Unidos, mantiene que el desafío es que el consumidor no sabe apreciar el valor que los fabricantes ven en términos de cómo esos datos pueden ayudarlos en el tiempo, por lo que no gastan ni un segundo en conectarlos.
LG compartió con Journal que la mitad de sus aplicaciones smart, que representan el 80 - 90 % de sus electrodomésticos vendidos, quedan conectadas a Internet. Whirpool va más allá con más de la mitad.
¿Qué le ocurre al usuario?
Hay que poner sobre la mesa ciertos aspectos que suelen ocurrir en el día a día de un consumidor en su hogar como son la contratación de una nueva operadora, el rúter que se actualiza o simplemente se ha cambiado la contraseña del WiFi para que el usuario ni se acuerde que ha de configurar de nuevo sus electrodomésticos.
También hay otro punto bien importante, una gran mayoría de usuarios piensan que es simplemente una tontería conectar una lavadora a Internet y no ven la necesidad de que su nuevo microondas tenga WiFi.
Y es que tampoco los fabricantes son capaces de aportar, a veces, la utilidad suficiente, para que simplemente recibiera una notificación el usuario cuando la colada está hecha.
Por otro lado, hay otras razones de peso: las aplicaciones suelen ser lentas y no funcionan como debieran; la privacidad y la seguridad conciernen a muchos y que un horno esté siempre conectado para conocer la información personal del usuario, echa para atrás a muchos; y la función estrella de muchos dispositivos inteligentes, el temporizador, es el único valor que saben apreciar muchos consumidores en todos estos electrodomésticos conectados.
El maremágnum de dispositivos conectados en casa puede ser también una pesadilla y tantos datos de aquí para allá llega a ser contraproducente para que el usuario mismo sienta que pierde el control sobre su hogar. Compartir con un fabricante todo el mapeado de tu hogar, a través de esos robots aspiradores, es uno de los ejemplos de los muros que suele poner el consumidor para que finalmente pasen de conectar al WiFi su reciente comprado electrodoméstico.
Los fabricantes pierden en ingresos
Whirlpool está viendo como los ingresos por los servicios que se podrían generar del uso de sus apps para sus electrodomésticos no son los esperados, lo que incrementa finalmente el precio de los mismos para llevar al consumidor al rechazo ante la compra de un posible sustituto de su lavadora o frigorífico.
LG, vía ArsTechnica, si vio un incremento en las ventas de filtros de agua cuando hizo un seguimiento de los volúmenes de agua en los frigoríficos conectados contra los que no tienen una conexión a la red local. Pero casi se podría decir que es la excepción.
Finalmente, los usuarios, ante unas políticas de privacidad que suelen ser muy confusas, son muy reacios en dar el acceso a estos fabricantes a sus redes y meterse prácticamente en su hogar.
Si echamos la vista atrás a estos meses pasados, que un robot aspirador tome fotos privadas de una persona cuando está en su baño y luego las suba a su cuenta de Facebook para que las vea todo el mundo, genera mucha confusión y animadversión entre los consumidores.
El hogar es un espacio sagrado y privado para la gran mayor parte de personas, y el ansia de los fabricantes consigue que se olviden de este punto crucial para extraer todo tipo de datos ante la ola de "lo conectado".
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