Cuando ChatGPT conquistó Internet por su increíble potencial en la generación de textos, Google sabía que no podía tardar mucho en presentar una alternativa. Pero el lanzamiento de Google Bard no fue la revolución que esperaban sus directivos, en parte por los fallos evidentes que mostró, y en parte porque sólo estaba disponible en EEUU y Reino Unido, a diferencia de su rival.
Aunque la versión actual de Bard ha mejorado mucho respecto a la que hizo el ridículo en la apresurada presentación, no se puede decir lo mismo de su disponibilidad. Mientras que ChatGPT está disponible en todo el mundo, y existen proyectos como Bing Chat que usan la misma tecnología, Google Bard aún no ha sido lanzada en la Unión Europea, pese a las promesas de la compañía de que expandirían la disponibilidad del servicio.
Es algo más que una simple cuestión de idioma. Aunque es cierto que inicialmente esta IA sólo era capaz de entender el inglés, esa no es la verdadera razón por la que hace falta dar algunos saltos para usar Google Bard en España.
Bard iba a salir en España
Según ha revelado Político, en realidad Google tenía planeado lanzar Google Bard en la Unión Europea esta misma semana, después de un Google I/O en el que pasó algo desapercibido frente a otros proyectos de IA; la única novedad presentada fue la compatibilidad con idiomas asiáticos como el japonés y el coreano.
Las declaraciones vienen del comisario europeo Graham Doyle, que confirmó que Google contactó con el organismo de protección de datos de Irlanda con la intención de informarles del lanzamiento. Sin embargo, las duras críticas del regulador hicieron cambiar de opinión a la compañía, que ha optado por retrasar el lanzamiento antes que meterse en más problemas en la Unión Europea, la misma semana en la que Bruselas le ha acusado de abusos monopolísticos.
El gran obstáculo para que Google Bard sea lanzado en la Unión Europea está en la privacidad; y los reguladores no están nada contentos de que la compañía no les haya informado del impacto que puede tener en la seguridad de los datos de los usuarios. Según Doyle, Google no presentó ningún informe ni documentación relacionados con la protección de datos de los usuarios; así que los reguladores respondieron pidiendo dicho informe y añadiendo preguntas adicionales sobre cómo Bard cumple la ley europea de protección de datos (GDPR).
Esta es una cuestión peliaguda porque Bard, como otras IA generativas, se basa en los propios usuarios para mejorar sus respuestas; y eso incluye usar los datos que estos aportan, ya sea directamente en las preguntas que hacen a la IA, o de manera indirecta (como con las cookies). Los datos obtenidos pueden ser reutilizados en futuras respuestas, tanto para el mismo como para otros usuarios. Es un tratamiento que puede no cumplir la GDPR, dependiendo de cómo se haga; en países donde la reglamentación es más laxa, como Estados Unidos, eso no es un problema, pero en la Unión Europea es uno de los grandes obstáculos que tienen este tipo de proyectos.
Y no es sólo Google. ChatGPT también ha sufrido las consecuencias de la ley europea, cuando el pasado mes de marzo fue bloqueado en Italia; un problema que ya se ha solucionado después de implementar cambios como la eliminación automática de datos después de 30 días. Por lo tanto, es muy posible que las agencias de protección de datos europeas, que ya han sido informadas por la irlandesa, requieran salvaguardas similares que a Google tal vez no le interesaría dar. Por su parte, la compañía ha confirmado que planea expandir la disponibilidad de Bard en la Unión Europea "de manera responsable", y que está en conversaciones con los reguladores.