Google por fin tuvo su día grande, con la presentación de los nuevos Pixel 8 y Pixel 8 Pro, los móviles con los que competirá contra Apple, Samsung y Xiaomi; dos dispositivos que suben el listón de lo que se puede esperar en un móvil Android moderno.
Al nuevo ‘hardware mejorado, hay que sumar la enorme cantidad de novedades de ‘software’ que recibirán los Pixel, tanto a través de Android 14 como en forma de funciones exclusivas como el zoom mejorado con IA, el nuevo Asistente de Google con Bard y la nueva app de Cámara de Google. Sin embargo, una de estas novedades pasó algo desapercibida en la presentación, e irónicamente, fue de las primeras que se filtró.
El sensor de temperatura, una de las grandes novedades en la trasera del Pixel 8 Pro, apenas fue mencionado de pasada en la presentación de Google. Algo extraño, teniendo en cuenta que fue el primer elemento del móvil que se filtró allá por el mes de mayo, cuando en EL ESPAÑOL – El Androide Libre lo definió como “la gran sorpresa del año”.
¿Puede el Pixel medir la temperatura?
¿Qué ha pasado con el sensor de temperatura? ¿Sirve para algo? Resulta que hay buenos motivos por los que Google decidió no dedicar demasiado tiempo a esta novedad, pese al potencial que tiene para nuestro día a día. Para empezar, sí, el Pixel 8 Pro tiene un sensor de temperatura, integrado justo debajo del flash; sin embargo, su utilidad no es tan amplia como se esperaba en un principio. Y es que, por ahora, el sensor es capaz de medir la temperatura de objetos y elementos de nuestro entorno, pero no sirve para medir la temperatura corporal.
En concreto, la lista de objetos y materiales cuya temperatura el Pîxel 8 Pro puede medir es la siguiente, según explicaron representantes de Google a Tom’s Guide:
- Comida y orgánico
- Bebidas y agua
- Hierro colado
- Cerámica y cristal
- Metal mate
- Metal brillante
- Plástico y goma
- Tela
- Madera
- Paredes y ventanas
En otras palabras, el sensor puede ser muy útil en muchas situaciones en las que queramos conocer con exactitud la temperatura de un objeto cercano. Por ejemplo, si estamos cocinando y queremos que la sartén o cazo alcance la temperatura concreta que nos pide la receta. O para medir la temperatura de la leche de un biberón que le vamos a dar a nuestro bebé. También puede servir para medir la diferencia entre dos puntos de la pared, por ejemplo, para saber si las ventanas están aislando de manera correcta.
Por lo tanto, el sensor de temperatura del Pixel 8 Pro es muy útil. Para usarlo, será necesario instalar una nueva app de termómetro de Google, que nos pedirá que indiquemos el tipo de material que vamos a escanear. A continuación, debemos mantener el móvil a unos cinco centímetros del material y pulsar el botón de medición; la temperatura aparecerá en la pantalla.
¿Puede saber si tengo fiebre?
Claro, que esas no son las utilidades en las que la mayoría de la gente pensaba cuando se supo que el Pixel 8 Pro iba a tener un sensor de temperatura. Todo el mundo creía que el sensor iba a poder indicarnos si tenemos fiebre, y de hecho, uno de los materiales promocionales filtrados mostraba a una mujer midiéndose la temperatura de la frente. ¿Fue una filtración falsa, o Google cambió de idea en el último momento?
Ni una cosa ni la otra. En realidad, la app podrá medir la temperatura corporal en una futura actualización, que aún no está disponible porque, legalmente, Google no puede ofrecerla. Y es que los medidores de temperatura corporal se consideran aparatos médicos, que deben recibir autorización expresa de las autoridades competentes.
La buena noticia es que Google ya está en ello: la compañía ya habría iniciado el proceso con la FDA estadounidense para declarar al Pixel 8 Pro como un ‘termómetro’ que puede ser usado para tomar mediciones médicas. Sin embargo, Google no ha podido anunciarlo en el evento porque la autorización de la entidad gubernamental aún no ha llegado y el dispositivo aún está en revisión. Aparentemente, Google esperaba que el proceso hubiese terminado ya, y por eso grabó el vídeo promocional que se filtró en el que explicaba la funcionalidad.
En el caso de España, el proceso es similar, pero con una autoridad europea. Este proceso también lo tienen que seguir los relojes inteligentes, y también ha ocurrido en muchas ocasiones que funciones nuevas como el medidor de oxígeno han tenido que ser desactivadas de los modelos vendidos en España hasta que se reciba la autorización.
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