La asociación de los móviles con enfermedades como el cáncer siempre ha sido uno de los aspectos más polémicos de esta tecnología. Según datos de Statista, en el 2023 se vendieron más de 1.400 millones de teléfonos móviles, la mayoría smartphones; si es cierto que estos dispositivos son los responsables de millones de muertes en las últimas décadas, estaríamos ante uno de los mayores desastres autoinfligidos de la humanidad.

No es un miedo sin fundamento. Es bien sabido que la exposición prolongada a la radiación aumenta el riesgo de cáncer; la clave está en el tipo de radiación. En la década de los 90, durante los primeros años de los teléfonos móviles, cuando eran auténticos 'ladrillos' con gigantescas antenas que permanecían cerca de nuestro cerebro durante horas, el pánico parecía justificado.

Desde entonces hemos aprendido mucho sobre el efecto sobre la salud de la radiación, y especialmente, de las ondas de radio usadas por los móviles; pero lo que descubrimos no siempre era tranquilizador. En el 2016, un estudio encontró relación entre la radiación de los móviles y la formación de tumores en ratas; y eso fue después de que la agencia nacional de investigación contra el cáncer de los Estados Unidos (IARC), declarase las ondas de radio como un posible cancerígeno en el 2011. Todo, con el beneplácito de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ahora, es la misma OMS la que pretende, si bien no cerrar el asunto totalmente, sí ofrecer la conclusión más completa hasta la fecha, con el mayor estudio sobre el efecto de los móviles en el cáncer en seres humanos. Se trata de un trabajo que ha cubierto nada menos que tres décadas de datos, desde 1994 hasta el 2022, analizando los datos de más de 5.000 estudios y datos provenientes de 22 países participantes. En otras palabras, es el estudio más completo que se ha realizado sobre el tema, y por lo tanto, el que más posibilidades tiene de tener razón.

Y la conclusión del estudio está clara: el móvil no provoca cáncer. La primera razón es la lógica: aunque el uso de móviles se ha disparado en los últimos 20 años, con más móviles vendidos que personas en todo el mundo, no existe un crecimiento correspondiente en casos de tumor cerebral. La proporción de casos de tumores cerebrales en la población se ha mantenido más o menos plana desde 1982; si los móviles realmente producen cáncer, la proporción debería ser más elevada.

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El estudio no encontró relación entre el uso de móvil y la posibilidad de contraer cáncer. De hecho, ni siquiera entre los usuarios que llevan más de 10 años usando el móvil a diario se ha encontrado una relación con mayores casos de cáncer.

Además de tumores cerebrales, el estudio se fijó en otros tipos de cáncer en zonas cercanas a la cabeza y el cuello. También tuvo en cuenta posibles efectos relacionados con el uso del móvil, como las antenas telefónicas; los investigadores no encontraron relación con la posición de las antenas y los casos de cáncer, ni en puestos de trabajo en los que los empleados recibían más frecuencias de radio.

Sobre la declaración de las ondas de radio como un cancerígeno en los Estados Unidos, los investigadores afirman que aquella declaración de la IARC se basó en "pruebas limitadas en humanos"; su estudio está basado en una base de datos mucho mayor y con estudios más completos y recientes que los usados en su día. Por todo esto, los investigadores "tienen confianza" en concluir que la exposición a las ondas de radio de tecnología sin cables no es un peligro para la salud humana.