Móviles más rápidos y potentes que ordenadores: así serán los smartphones que llevaremos en el bolsillo durante el 2025
- Los avances alcanzados por los fabricantes de chips para móviles contrastan con el estancamiento del PC.
- Más información: Nuevo Snapdragon 8 Elite, el mejor procesador para móviles Android tiene la potencia de un portátil
Steve Jobs fue un visionario. Ese es un hecho que incluso sus mayores detractores no pueden negar. Sin embargo, no era perfecto. Una de sus predicciones más sonadas, y la que (aún) no se ha cumplido es lo que llamaba "era Post-PC". Fue un término acuñado con el lanzamiento del iPhone pero que fue adoptado en masa con la llegada del iPad. Este augurio representaba el fin del ordenador personal tradicional, sustituido por un nuevo tipo de dispositivo que podía hacer cualquier cosa, pero mejor.
17 años después, los ordenadores personales no sólo siguen vivos y coleando, sino que han pasado por su mejor momento en décadas. Hasta los mayores fanáticos del concepto Post-PC terminaron comprándose un nuevo ordenador portátil durante la pandemia y con el crecimiento del teletrabajo. Aunque esta subida en ventas se ha frenado este año, las marcas siguen presumiendo de mejores datos de los que se preveían.
Irónicamente, Apple tiene buena parte de culpa en que la predicción de su fundador no se haya cumplido. Y en un sorprendente giro de guión, puede que Jobs, esté donde esté, ría el último. Cuando los MacBook dejaron de usar procesadores Intel en favor de los nuevos M1 desarrollados por la propia Apple, dieron el primer paso de un nuevo camino para el sector, que está llegando a un destino sorprendente: smartphones tan potentes como un ordenador.
Ordenadores que son smartphones
Aquellos primeros MacBook "100% de Apple" suponen algo más que el inicio de una nueva era para la manzana: fueron la demostración de confluencia entre el hardware de los smartphones y el de los ordenadores. Los chips de Apple para ordenador están basados en la misma arquitectura ARM que los de móviles y, de hecho, pueden ejecutar apps de iPhone de manera nativa. Eso ha permitido a Apple potenciar su ecosistema como nunca, y todos sus dispositivos, también el iPhone, se han beneficiado de ello.
Era inevitable que hubiese respuesta en el sector Windows, y llega de la mano de una marca familiar para los usuarios de móviles Android: Qualcomm. El Snapdragon X Elite y sus sucesores, como el Snapdragon X Plus, han demostrado que, esta vez sí, la plataforma móvil tiene hueco en los ordenadores personales. Fabricado en un proceso de 4 nanómetros y con 12 núcleos, el Snapdragon X Elite está preparado para multitarea y funciones pesadas. De hecho, incluso es capaz de ejecutar videojuegos de manera fluida. La capa de compatibilidad permite ejecutar programas clásicos de Windows de arquitectura x86, además de los adaptados para la arquitectura ARM.
El posterior lanzamiento del Snapdragon X Plus, con 10 núcleos, y de una versión de 8 núcleos, demostró la modularidad de la plataforma y su adaptabilidad a diferentes rangos de precios y necesidades. Aunque aún no existen portátiles Snapdragon 'baratos', es evidente que esa es la nueva frontera que Qualcomm quiere cruzar.
Los primeros portátiles con procesador Snapdragon han estrenado la plataforma Copilot+ de Microsoft, y son capaces de ejecutar funciones basadas en IA de manera local, con una potencia de 45 TOPS. Windows 11 se ha actualizado para aprovechar esa mayor potencia, con nuevas funciones y programas que usan IA para crear contenido, buscar archivos o generar imágenes. Otras funciones, como Recall, han llegado con polémica por su posible impacto para la privacidad de los usuarios.
En todo caso, la compatibilidad con IA no es lo que más está atrayendo a los consumidores a los nuevos ordenadores portátiles, sino la promesa de una batería que por fin puede durar una jornada completa de trabajo sin problemas. La mayor eficiencia energética de los chips móviles no llega con sacrificios de potencia, y aunque aún quedan molestias que resolver (como la compatibilidad de software) ya es evidente que Qualcomm ha vuelto al mercado del PC para quedarse. Los próximos lanzamientos del 2025 tendrán la responsabilidad de demostrar que este éxito fue algo más que una estrella fugaz.
En contraste, la referencia absoluta del mercado de PC durante décadas, Intel, vive uno de los peores momentos de su historia. La marcha de su CEO, Pat Gelsinger, es el reflejo de que la compañía ha perdido el norte y no sabe qué hacer para reorientarse. Ninguno de sus lanzamientos de este 2024 ha llamado la atención, y la compañía se agarra a un milagro de su nuevo nodo Intel 18A. Mientras espera, ya ha sido adelantada en el mercado del consumidor y de forma entusiasta por AMD, que ha sabido subirse al carro de Copilot+ sin sacrificar potencia como ha hecho Intel.
Smartphones que son ordenadores
El mercado de smartphones puede ser el gran beneficiado de esta situación. Y es que estos sectores ya no son independientes, separados el uno del otro. La adopción de la filosofía, y en algunos casos, de la arquitectura de los procesadores móviles, repercute también en la calidad de estos últimos.
En otras palabras, los procesadores móviles han pegado un salto de calidad y potencia que no se veía en años. Por primera vez en mucho tiempo, Apple ha sido superada en cuestión de potencia bruta con la llegada del Snapdragon 8 Elite, el nuevo procesador más potente del mercado. Todas las grandes marcas, desde Xiaomi hasta Samsung, pasando por OnePlus y realme, han apostado por este chip para sus nuevos smartphones, y todos están ya rompiendo récords.
El uso de un nuevo tipo de núcleo Oryon ha sido el responsable de este aumento de potencia, pero eso no es todo; la verdadera clave ha estado en la mejora en la eficiencia energética del 46%, que es lo que realmente ha permitido a las marcas de móviles aprovechar el potencial del chip sin quemar las manos de los usuarios o acabar con su batería a las primeras de cambio.
El primer móvil basado en el Snapdragon 8 Elite que ha llegado a España es el realme GT 7 Pro, que también es el primer modelo puntero de la gama del fabricante chino que llega a nuestro país es dos años. Y ha sido una vuelta gloriosa, porque este móvil ha conseguido demostrar el potencial del nuevo chip de Qualcomm, con un rendimiento extraordinario en todo tipo de aplicaciones y juegos, además de funciones basadas en IA como el reescalado en tiempo real que, hasta ahora, no eran posibles en móviles. Pero lo mejor fue la confirmación de que el móvil no se calienta tanto como se temía, aunque la implementación de cada marca de sistemas de disipación como una cámara de vapor tiene buena parte de culpa.
Qualcomm ha conseguido dar un salto tan grande que ha conseguido que Samsung se trague su orgullo y lo use en todos los modelos de su nueva gama Galaxy S25. Es una pausa necesaria, porque la compañía coreana no estaba contenta con el desarrollo de su nuevo Exynos. Como todas las pausas, eso también implica que los chips de Samsung volverán a lo grande, y las últimas filtraciones apuntan a un gran estreno del Exynos 2500 en los nuevos plegables de la compañía.
El nombre escogido por Qualcomm para su nuevo chip móvil, Snapdragon 8 Elite, no es casualidad, porque recuerda al procesador de portátiles de la marca. Es la demostración de que ordenadores y smartphones están más unidos que nunca, y que no falta mucho para que esta unión se solidifique con nuevas arquitecturas diseñadas para ambos tipos de dispositivos.
La nueva generación de móviles que llegará al mercado durante el 2025 representa el arranque de una nueva era, en la que muchos usuarios tendrán un móvil en su bolsillo más potente que su ordenador personal. Hablamos de modelos como el nuevo Xiaomi 15, que además de potencia presume de colaboración con Leica para sus cámaras, o el nuevo ASUS ROG Phone 9, el móvil para gamers más potente del mundo, capaz de ejecutar juegos y grabar las partidas para compartirlas por redes sociales.
La gran incógnita es la de Google. El gigante decidió romper completamente con Samsung para el desarrollo de sus nuevos procesadores Tensor G. Se espera que el Pixel 10 que será lanzado en el 2025 cuente con un nuevo chip desarrollado por la propia Google y fabricado en el nuevo proceso de TSMC, como los chips de Apple. Sin embargo, hay serias dudas de que este cambio de fabricante y proceso se traduzca en un chip a la altura de lo nuevo de Qualcomm y Apple.
Hasta ahora, Google no ha dado prioridad a la potencia bruta en sus chips, aunque haya sido más por necesidad que por convicción. Los Tensor G ocupan un segundo plano en los Pixel, donde lo más importante siempre ha sido el 'software' y la plataforma de Google. La compañía ha usado el poder de la nube para cubrir las deficiencias de los procesadores, ejecutando funciones basadas en IA como las fotos modificadas con el Editor Mágico o las respuestas de Gemini. Pero a partir del 2025, eso no será suficiente, y el rendimiento de IA ejecutada de manera local y sin conexión a Internet tendrá más importancia.
Una era 'Post-PC-Smartphone'
La meta de la carrera por la potencia no es alcanzar un número más alto que el rival: es ofrecer más posibilidades en dispositivos que, hasta no hace mucho, sólo servían para llamar, enviar audios de WhatsApp o publicar fotos de comida en redes sociales. Los móviles actuales ya son capaces de hacer mucho más, y los que están por llegar pueden alcanzar un potencial inaudito en la industria.
Puede que Steve Jobs tuviese razón, pero no cómo lo explicó en su día. Puede que realmente no tengamos que volver a usar un ordenador tradicional para nuestras tareas diarias, el trabajo, o incluso para tareas concretas como el I+D; pero eso es porque nuestro móvil básicamente será un ordenador.
Es algo que ya estamos empezando a ver en el sector de las tablets; estos dispositivos han evolucionado, tanto en 'hardware' como en 'software' hasta convertirse en ordenadores con teclado opcional. De hecho, en vez de decir que una tablet es un móvil grande, es más apropiado decir que es un ordenador pequeño.
Con la popularización de la IA, que no depende de un formato de 'hardware' en concreto, las fronteras entre dispositivos se van a seguir difuminando. A nadie le importa si la ayuda le llega desde su móvil, o desde una ventana en su ordenador; lo importante es que le llega. Con este contexto, puede que el 2025 sea uno de los años más importantes para el sector tecnológico, porque puede definir el tipo de dispositivo que usaremos en las próximas décadas.