Fitbit Charge, análisis y experiencia de uso

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Fitbit Charge, análisis y experiencia de uso

Probamos la nueva Fitbit Charge, una de las pulseras de monitorización wearbles más completas del mercado, resistente al agua y con pantalla OLED

16 diciembre, 2014 18:03

Es el producto del año. Ya nadie puede negar que los wearables, dispositivos que tanto fracasaron en 2013, han triunfado en 2014. Fitbit es una de las marcas con mayor recorrido en pulseras de actividad, y en 2014 se renueva llegando a la madurez.

Fitbit lleva años haciendo wearables, y es una de las marcas de pulseras de actividad en las que primero se piensa cuando hablamos de ejercicio 2.0 (por llamarlo de alguna manera). A finales de 2014 han presentado sus nuevos modelos Charge, Charge HR y Surge, con los que vemos una actualización notable. Aprovechando esta moda wearable hemos probado la Fitbit Charge durante estas semanas, la única que sale a la venta en 2014 (el resto llegarán a principios de 2015), y os contamos nuestra experiencia con ella.

Especificaciones de la Fitbit Charge

Lo primero que tenemos que aclarar es que como pulsera de actividad, la Fitbit Charge no tiene Android Wear, es un accesorio que se conecta mediante bluetooth a nuestro smartphone, desde el que podremos acceder a la aplicación que nos muestra los diferentes datos que esta va recopilando sobre nuestra actividad a lo largo del día.

Aquí os dejamos con las especificaciones de la Fitbit Charge:

  • Pantalla OLED (apagada por defecto)
  • Memoria de 7 días de uso
  • Resistente al agua hasta 10 metros de profundidad
  • Bluetooth 4.0
  • Tamaño grande: muñecas de 16 a 20 cm
  • Tamaño pequeño: muñecas de 14 a 17 cm

Requisitos:

  • Windows: Windows Vista y posteriores
  • Mac: Mac OS X 10.6 y posteriores
  • Conexión a Internet
  • Puerto USB

Diseño y materiales

Poco que decir del diseño de una pulsera, ya que no tiene nada demasiado llamativo, aunque nos encontramos con una novedad muy importante respecto a modelos anteriores. La Fitbit Charge cuenta con una pequeña pantalla OLED que, al pulsar el botón lateral, muestra la hora, los pasos que hemos dado distancia recorrida, calorías quemadas y escalones subidos.

Esta pantalla da un valor extra muy importante a la pulsera, ya que tener reloj incorporado es importante para aquellos que solo quieran tener un dispositivo en su brazo. Si eres de ellos que consulta la hora en el móvil agradecerás el ahorro de batería que supone poder hacerlo en la pulsera. Lo que no me ha gustado tanto es que haya que pulsar el botón, falta tener un modo siempre activado, funcionalidad que encontramos en muy pocos dispositivos.

La parte central de la pulsera es la principal, y es totalmente rígida ya que es donde se encuentra la pantalla y la electrónica del dispositivo. El único control que tenemos es el botón lateral en la parte izquierda, que con pulsaciones cortas nos permitirá ir pasando por las diferentes pantallas de información de actividad, y con una pulsación larga iniciará el cronómetro.

En la parte inferior de esta parte rígida nos encontramos con el conector para cargar la pulsera. El problema es que no es microUSB, y aunque es un conector resistente al agua que no requiere de incómodas pestañas, necesitamos un adaptador, por lo que se hace bastante incómodo cada vez que queremos cargar la pulsera. Afortunadamente no hay que hacerlo todos los días, por lo que nos es un problema enorme, pero nos obligará a llevar con nosotros dicho adaptador siempre que vayamos a estar fuera de casa una temporada.

En cuanto a los materiales, si consultamos la página web de Fitbit nos encontramos con lo siguiente:

La pulsera de Charge está fabricada en un material elastómero flexible y duradero similar al que se emplea en muchos relojes deportivos. Charge también cuenta con un cierre de acero inoxidable de calidad quirúrgica.

Que en palabras llanas viene a ser un material similar a la goma, aunque más duro el que vemos en pulseras como la Smartband Talk de Sony. No molesta en la muñeca ni hemos notado ningún problema en la piel, es un material cómodo.

El cierre se basa en dos pestañas que se enganchan en los orificios de la pulsera. Cierra muy bien, tanto que el mayor problema que podemos tener es que no consigamos cerrarla del todo y quede ligeramente abierta, por lo que os recomendamos que cada vez que os la ponéis y quitáis reviséis bien si las pestañas han llegado hasta el fondo, para no llevarnos la sorpresa de que haya desaparecido la próxima vez que os miráis la muñeca.

Software y experiencia de uso

Uno de los detalles más cuidados y que mejor experiencia de usuario encontramos en la Fitbit Charge es el software, la aplicación móvil y el panel web donde podemos consultar toda la información.

La aplicación móvil es la principal forma de control de actividad, ya que es la más cómoda de acceder y que más a mano solemos llevar. Desde esta podemos consultar la batería de la pulsera, los pasos, distancia recorrida, calorías quemadas, plantas subidas y tiempo de actividad, aunque solo actual, ya que no hay acceso al historial pasado.

Desde la aplicación también podemos configurar si queremos sincronizaciones automáticas o manuales (para ahorrar batería), notificaciones de llamadas y podemos definir el objetivo de pasos o configurar alarmas.

Un ajuste interesante que podemos personalizar desde aquí es lo que ocurrirá cuando golpeamos (con suavidad, un tap) la Charge. Yo lo tengo configurado para que muestre la hora, ya que la pantalla está apagada por defecto, y en algunas situaciones es más cómodo que pulsar el botón.

La otra parte del software de Fitbit es el panel web, donde podemos consultar toda la información de la pulsera, y en esta ocasión sí se puede ver el historial. El panel web de Fitbit es lo que por ahora marca la diferencia con otras marcas, ya que tenemos acceso a toda la información desde el PC, función que no muchos ofrecen.

Además el panel es totalmente personalizable. Se basa en módulos que podemos arrastrar y soltar para dejar a nuestro gusto. Un lugar donde consultar de forma rápida y fácil toda nuestra actividad registrada por Fitbit Charge (o cualquier otra pulsera de la marca).

Batería

Según la web de Fitbit, la Charge tiene una duración de hasta 7 días, con un tiempo de carga total de 1 a 2 horas. En nuestras pruebas la batería dura más bien de 4 a 5 días, y la carga está más cerca de la cifra inferior, por lo que no necesitaremos mucho más de una hora para cargarla por completo.

El uso que le demos puede hacer variar bastante la pulsera. La única forma de llegar a los 7 días prometidos es desactivando las sincronizaciones automáticas con el smartphone, teniendo que pasar al modo manual, que no es demasiado incómodo y simplemente nos obligará a sincronizar cada vez que queramos consultar los datos desde nuestro teléfono. Eso sí, recordad que la Charge tiene una memoria de 7 días de uso con todos los detalles, por lo que si no sincronizamos antes perderemos la información.

También influye las notificaciones que tengamos y cuánto las usemos. No es lo mismo recibir notificaciones constantemente que no usarlas, y puede influir bastante.

De todas formas, los 4-5 días de batería que nosotros hemos conseguido de media es con un uso muy alto, por lo que la Fitbit Charge se sitúa como uno de los wearables con más autonomía de su clase.

Conclusiones

Fitbit Charge se sitúa como una de las mejores opciones a la hora de elegir pulsera de monitorización de actividad. Sin embargo tiene dos serios rivales, la Sony SmartBand Talk y la Fitbit Charge HR.

Su hermana mayor, la Charge HR, ofrece exactamente lo mismo que la Charge pero con medición constante de las pulsaciones, prometiendo no afectar demasiado a la batería. Por un precio muy superior podríamos optar a una pulsera más completa, ya que solo con las pulsaciones podemos calcular mejor las calorías quemadas (Fitbit Charge ofrece una estimación). El problema es que Charge HR no saldrá a la venta hasta 2015, pero cada uno tendrá que pensar seriamente si merece la pena o no esperar unos meses. En mi opinión sí.

Comparando con la Sony SmartBand Talk son pocas las diferentes, y la mayoría a favor de la Sony, que cuenta con una pantalla más grande y siempre activa (no tenemos que pulsar un botón para ver la hora), conector microUSB y altavoz y micrófono para hacer y recibir llamadas. Otra cuestión son el diseño y el software de gestión, que puede gustarnos más o menos, pero solo la Fitbit tiene para consultarlo online, aunque os recodamos que Lifelog de Sony está muy cerca de ver la luz en versión web.

¿Crees que Fitbit Charge es una de las mejores pulseras de actividad actuales y de los mejores wearables que hay en el mercado? ¿O te gustan más otras opciones?