Mucha gente en España ya utiliza el móvil para hacer pagos sin contacto en lugar de la tarjeta de débito. El smartphone cuenta algunas ventajas como una mayor seguridad o la posibilidad de hacer cualquier cambio de manera rápida y sencilla utilizando la aplicación del banco, la de Google Wallet o cualquier app de pagos.



Sin embargo, también es conveniente modificar ciertas configuraciones de este tipo de pagos para hacerlos lo más seguros posible. Al fin y al cabo, en buena medida, dependen de la seguridad que cada usuario tenga en el móvil, y cuanto más protegido se encuentre este, más lo estará también la cuenta del banco.

Siempre se puede mejorar la seguridad de bastantes apartados de Android, y este es uno de ellos, ya que es posible hacer que estos pagos sean ligeramente más complicados de efectuar. Esto quizá haga que el proceso sea un poco más incómodo para el usuario, pero ganará en cuanto a seguridad, y puede ser algo diferencial si se pierde el dispositivo.

Establecer límites en la tarjeta

Ya sea a la hora de pagar con tarjeta o con el móvil, es conveniente establecer límites de gasto para que no sea posible exceder cierta cantidad de forma diaria. Esto asegurará cierta moderación a la hora de hacer compras, y en el caso de que haya que comprar algo cuyo importe sea mayor, solo hay que ir a la aplicación del banco y cambiar esta cifra.

Otro límite que es importante establecer es el límite a partir del cual se puede hacer una compra con el móvil sin tener que introducir el pin en el terminal de pago. Por lo general, está establecido en 50 euros, pero puede ser una buena idea bajarlo a 20 euros. De esta manera, cada vez que se haga una compra superior a este importe, no solo habrá que desbloquear el móvil para poder utilizar los pagos, sino que también habrá que introducir el pin de uso de la tarjeta en el TPV del comercio en el que se esté pagando.

Contar con límites en la tarjeta, tanto de gasto diario como de pago sin contraseña, puede ser de gran ayuda para protegerse en caso de que otra persona se haga con la tarjeta o con el móvil. Así, durante el tiempo que se tarde en dar de baja la tarjeta por internet, la persona que la tenga no podrá utilizarla para hacer compras de un importe alto.

Apagar el NFC

Los pagos móviles funcionan gracias a la conectividad NFC. Esta funciona a muy corta distancia, prácticamente pegando el móvil al dispositivo con el que se quiera utilizar. Más allá de para los pagos móviles, también sirve para emparejar dispositivos Bluetooth rápidamente.

Ajustes rápidos

Por eso, puede ser una buena idea apagar este sensor en aquellos momentos en los que no se vaya a utilizar. Esto es una tarea muy sencilla, puesto que se puede poner un ajuste rápido en la barra de notificaciones para activarlo o desactivarlo con solo un toque en la pantalla. De esta manera, aunque tu móvil esté desbloqueado, no se podrán efectuar pagos a no ser que se vuelva a encender esta opción.

Además, existen dispositivos capaces de utilizar esta conexión para robar los datos del usuario, por lo que también aporta cierto blindaje en materia de seguridad. Es complicado que pase, puesto que para utilizarlo, el ciberdelincuente tendría que acercarlo a pocos centímetros del móvil, pero nunca está de más tener cuidado. Algunos móviles ya cuentan en los ajustes de NFC con la opción de que solo se pueda usar con la pantalla encendida.

Protege bien el móvil

Para poder utilizar Google Wallet o cualquier otra aplicación de pagos, es necesario que el usuario haya configurado un método de bloqueo de la pantalla, de forma que haya una primera barrera para evitar que una persona desconocida pueda coger el dispositivo e intentar pagar con él.

Hay que tener en cuenta que, con esto, el PIN o patrón que se ponga al dispositivo para desbloquearlo va a ser más importante que nunca, por lo que conviene que no sea un simple "1234", y que tampoco sea tan evidente como el año de nacimiento o una "L" dibujada en el patrón.

Android PIN

En este sentido, lo mejor es optar por una opción que sea ligeramente complicada, cuanto más aleatoria, mejor, ya que así será más difícil que una persona desconocida —o conocida— pueda adivinarlo. Si se utiliza un wearable para pagar, como un reloj inteligente, este también pedirá al usuario que establezca una contraseña o un patrón que deberá introducir en la propia pantalla del dispositivo.

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