Ya entrados profundamente en el veranito todos vamos como zombies durante el día ansiando una piscina o una playa donde dejarnos caer. Quizá lo mismo les pase a nuestros móviles, aunque la época del año no tenga ninguna importancia para ellos. Puede que de vez en cuando les entre en gana un chapuzón, y deciden hacerlo en la taza del váter, o en la pica de la cocina.
A nosotros nos da un mini-ataque al corazón y corremos a salvarlo, porque es evidente que no sabe nadar. ¿Pero qué hacer en ese momento para reanimarlo? ¿Lo hemos salvado aún vivo, o ya no hay nada que hacer? Hoy vamos a resolver estas dudas y daros la certeza de lo que funciona y lo que no en ese momento de pánico. Nuestra pequeña joya aún puede sobrevivir si sigues estos consejos.
La batería
Seguramente la intuición nos lo dice, pero para los despistados, este paso es el más importante en términos absolutos. El agua estropea los teléfonos cuando toca dos conexiones que no deberían tocarse a la vez, lo que se llama un cortocircuito de toda la vida. El problema de los móviles es que tienen cientos de conexiones en una superficie muy pequeña, y por tanto es muy fácil que si entra agua suceda esto. La solución es sencilla, si no circula corriente, no hay cortocircuito.
Por lo tanto, si nuestro móvil se moja, debemos quitar la batería en el mínimo tiempo posible para así cortar la corriente lo más rápidamente posible. De esta manera quizá conseguimos hacerlo antes de que el agua llegue a un lugar crítico, y por tanto salvar una vida androide. Olvidaros de todo, ni miréis si funciona ni nada, la batería fuera en tiempo récord.
Extraer el agua
Esto es lo que todos intentan hacer ante el accidente. Y nosotros queremos resaltar que es infinitamente más importante la batería. Secar el agua es mucho más complejo y tardío que quitar la batería, y es por eso que si nos dedicamos a secar el agua probablemente cuando lo hayamos conseguido ya sea demasiado tarde. Ahora bien, si ya hemos quitado la batería podemos dedicarnos a secar el móvil, aunque ya no hay ninguna prisa.
Para ello hay muchos métodos, la mayoría válidos pero unos más recomendables que otros. Inicialmente queremos secar la mayor parte del agua, sea con un trapo o haciendo el vacío en una bolsa. Un método menos indicado es el secador (que irónicamente es a lo que todos se lanzan). Es menos indicado porque el secador aporta calor a los circuitos, algo que también es negativo y puede fundir algún componente delicado. Si optamos con el secador hay que hacerlo a unos 20cm de distancia como mínimo.
Por último, una vez hemos secado la mayor parte del agua debemos extraer la humedad residual igualmente peligrosa. Para ello entra en juego el famoso pero cierto mito del arroz. El arroz tiene la curiosa propiedad de absorber la humedad, y vamos a aprovechar esa propiedad dejando el móvil envuelto en arroz en un cuenco durante unas 24h. Mejor dejarlo sin tapa y lo más desmontado posible para facilitar al máximo la salida de agua.
Otros trucos y consejos
Para acabar algo de información extra sobre el caso. Yo tampoco sabía que existe un sensor de daño al agua en el interior de nuestros móviles. Este sensor se revisa cuando lo mandamos a reparar al servicio técnico, para que no podamos colar en la garantía el daño por agua. Este sensor es a veces visible en la zona de la batería, una zona blanca que se vuelve roja al mojarse. Si detectamos que está roja, sabed que no servirá mandarlo a reparar «legalmente». Si está blanca podemos intentarlo.
Otra cosa importante es que si nuestro accidente es en agua salada será mucho más grave que en dulce, y en ese caso deberemos sacar la batería igual de rápido, pero a continuación deberemos bañarlo en agua dulce. Combatiremos el agua con más agua, pero la sal aumenta mucho el índice de peligro, así que debemos complicarnos añadiendo agua dulce para eliminar la sal. Posteriormente seguiremos con los pasos descritos para eliminar el agua dulce.
Por último os voy a mencionar un último truco a la desesperada, pero que sinceramente no os se justificar nada sobre su veracidad o utilidad. Cuando nada funciona, algunos dicen de meter el teléfono 20 minutos en el congelador. Lo único que se me ocurre es que sirva para solidificar el agua y así hacer que se mueva y no tenga tanto peligro. Pero como os digo, no puedo asegurar nada sobre la utilidad de este método, y si hay que usarlo debe ser solo como último recurso antes de usar el móvil de ladrillo.
Esperemos que nunca necesitéis este artículo, pero por si las moscas imprimirlo y con imanes en la nevera.
¿Algún accidente húmedo con vuestros androides?