El Buesa Arena había sido un infierno para el Real Madrid durante toda la semifinal ante el Baskonia. El ambiente ensordecedor llevó en volandas al conjunto local a una remontada de campeonato tras un gran segundo cuarto de los hombres de Pablo Laso. Sin embargo, los merengues reaccionaron y forzaron una prórroga en la que fueron claramente superiores. Sergio Llull lo celebró con rabia de cara a su afición, algo que no gustó al resto del pabellón que despidió al jugador con pitos atronadores. Quien se pica, ajos come.
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