Drazen Petrovic era un jugador único que marcó un antes y un después en el Real Madrid. Su talento dentro de la pista era incomparable al de ningún otro jugador. El croata fue considerado uno de los mejores jugadores europeos de la década de los años 80, aunque otros decían directamente y sin tapujos en la boca que era el mejor jugador que Europa había dado y posiblemente dará. Es como hablar de un astro caído del cielo, un regalo para este deporte y para el Real Madrid, club en el que militó y ayudó a aumentar su legado.
62 PUNTOS PARA LA HISTORIA
El 14 de marzo de 1989, el de los balcanes conseguía una actuación histórica al sumar 62 puntos que llevaron al Madrid a ganar sus segundo título de la Recopa. El jugador ya mostraba que era especial. Muy pocos o ninguno eran capaces de acabar un partido en Europa con esos números virtuosos. El encuentro se jugó en el Pabellón La Paz y La Amistad de Atenas y acabó con victoria blanca en la prórroga por 117-113. Petrovic se enfrentó a otro gran jugador del equipo rival, Óscar Schmidt que anotó 44 puntos con otro gran papel en esta final.
Petrovic sólo jugó una temporada en el Real Madrid pero fue suficiente para demostrar que era un jugador especial y que su futuro estaba en la NBA, lugar en el que triunfaría en los años posteriores. Con el equipo de la capital además de la Recopa consiguió la Copa del Rey. Un trágico accidente convirtió a Petrovic en una leyenda de este deporte y de la sección de baloncesto del Real Madrid.