El Real Madrid conseguía conquistar el OAKA para poner el 3-0 en el playoff de cuartos de final de la Euroliga ante Panathinaikos y clasificarse de esta forma para la Final Four de Vitoria que tendrá lugar entre los días 17 y 19 de mayo.
Hacer de lo extraordinario la normalidad, eso es lo que ha conseguido el equipo blanco en la última década y especialmente desde la llegada de Pablo Laso al banquillo. Con esta participación el Real Madrid suma su séptima Final Four en la última década. De ellas, seis han sido en los últimos siete años y con el técnico vitoriano.
Solo la de 2011, con Lele Molin de entrenador tras la salida de Ettore Messina, fue previa a la nueva era dorada del club en Europa. Aquel fue el punto de partida para llegar a la situación actual con dos nuevas Euroligas en el palmarés entre otros muchos títulos.
Los aciertos en los despachos y en el banquillo
El 1 de junio de 2009 fue el día en que Florentino Pérez regresó a la presidencia del Real Madrid. El máximo mandatario blanco nombró a Juan Carlos Sánchez Lázaro director de la sección de baloncesto un año después y le encomendó la difícil misión de devolver al club a lo más alto de España y, sobre todo, de Europa.
Hasta entonces el Real Madrid había pasado por una larga travesía por el desierto. El equipo más laureado del baloncesto continental no participaba en una Final Four desde 1996 en París. Fueron 15 años de sufrimiento, de agonía y fracasos europeos hasta que en 2011 se logró por fin dar el primer paso para la reconquista. Además, en la ACB incluso vivió a la sombra de Baskonia o Unicaja en determinadas etapas.
La segunda clave del renacimiento del Real Madrid de Baloncesto fue la apuesta por Pablo Laso. El club blanco había traído a Messina para poder, por fin, luchar con el Barcelona o el Panathinaikos de Zeljko Obradovic. Sin embargo, el italiano se marchó y tras un breve paso del que fuera su ayudante, Florentino Pérez y Sánchez Lázaro decidieron creer en aquel mítico exjugador que en el banquillo solo había triunfado con el Gipuzkoa Basket.
Los acontecimientos se iban sucediendo y todos los factores se iban alineando para construir un equipo que se convertiría en historia del baloncesto. Juan Carlos Sánchez Lázaro es el artífice en la sombra del éxito. Su labor en los despachos, con Alberto Herreros y Alberto Ángulo como estrechos colaboradores, ha sido tan importante como la realizada por Laso y los jugadores sobre el parqué.
El bloque español y los fichajes
Como punto de inflexión y una de las causas de la hegemonía blanca en la última década está el fichaje de Rudy Fernández en 2011. El alero balear firmó durante el lockout de la NBA para luego regresar, ya definitivamente, en el verano de 2012. El Real Madrid pegó un golpe en la mesa y quitó al Barcelona un refuerzo que podría haber cambiado la historia del baloncesto.
Además de la llegada de Rudy, otro de los momentos claves se produce con la renovación de Llull y su negativa a irse a EEUU. "Mi sueño es el Real Madrid, no la NBA", afirmó el base. En el vértice del triángulo español que sostiene al conjunto blanco está Felipe Reyes. El capitán ha sido un líder dentro y fuera de la cancha, formando junto a Llull y Rudy el bloque nacional de un equipo de leyenda.
En este grupo estuvo también Sergio Rodríguez durante seis temporadas. El tener una base de jugadores nacionales, identificados con el club y con el escudo, sirvió al Real Madrid para crear una gran química en el vestuario y evitar la inestabilidad de tener prácticamente una plantilla nueva cada año.
Este grupo unido a fichajes internacionales como Ayón o Tavares, el gran rendimiento de la cantera con Doncic o Mirotic y la incorporación de verdaderos jugadores de equipo como Carroll, Taylor, Thompkins o Causeur ha provocado que el Real Madrid de Pablo Laso haya ganado dos Euroligas, cuatro Ligas ACB, cinco Copas del Rey, cuatro Supercopas y una Intercontinental.
Para que la sinfonía sea interpretada con criterio sobre el parqué se necesita siempre un buen director de orquesta. Y quién mejor que Pablo Laso, toda una institución ya y con contrato hasta 2020. Su apuesta por el espectáculo y el baloncesto ofensivo ha conseguido también crear una atmósfera especial en el WiZink Center.
Llegó sin experiencia en un gran club como entrenador, pero conocía perfectamente el club tras su paso por el Real Madrid como jugador. Su carácter afable fuera de la pista convive con su mano de hierro en la competición. Una mezcla del éxito que le ha llevado a hacer historia en el que es quizá el banquillo más difícil de Europa.
Este equipo de leyenda que sigue vigente, sin fecha de caducidad aparente, amenaza con que lo mejor esté aún por llegar. El actual campeón de Europa defenderá la corona en la Final Four y continúa mal acostumbrando a un madridismo que si mira una década hacia atrás entenderá la grandeza de todo lo logrado.
[Más información: La celebración del Real Madrid de Baloncesto su pase a la Final Four]
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