El Real Madrid sigue haciendo historia. Una nueva Liga ACB. Esta vez donde más duele: en el pabellón del Barcelona. El equipo blanco no dio opciones a su rival, que fue a remolque durante todo el choque y finalmente sucumbió ante el nivel de Facundo Campazzo, MVP de la competición tras una exhibición sobrenatural.
Los jugadores han levantado el trofeo sobre el parqué, pero la locura se ha desatado en el vestuario. Rápidamente se ha animado la fiesta y ha volado el agua, el champagne y los cánticos a su entrenador. Una celebración que ya queda para la historia de una plantilla que no se cansa de conseguir hitos.
Felipe Reyes se propuso ser el rey de la locura. El capitán zarandeo a sus compañeros, cantó y bañó a sus compañeros más despistados. Pese a no disputar ningún minuto en el cuarto partido, ha sido el líder absoluto de la celebración. La emoción, la alegría, la ilusión y la sensación de victoria se apoderó de una plantilla que no dejó de creer hasta el final y lograr así su Liga ACB número 35.
[Más información: Las cinco razones por las que el Real Madrid ha ganado la Liga ACB]
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