El Real Madrid se coronó como el nuevo campeón de la Copa del Rey después de arrollar al Unicaja de Málaga en su casa. Si hay un nombre destacado en esta final celebrada en el Martín Carpena, ese es el de un Facundo Campazzo que sucede en el trono a Thomas Heurtel, quien fue designado con este honor en las dos últimas edición del torneo del KO.
Tres MVPs de manera consecutiva ha logrado el base del Real Madrid en las tres últimas competiciones de los blancos. Liga, Supercopa y Copa del Rey han acabado con el jugador de Córdoba no sólo alzando el título de campeón, sino levantando también el galardón que le sitúa como el jugador más importante en el momento decisivo.
Una MVP sin sombras
Después de brillar en Euroliga en una semana complicada, la Copa del Rey recibía al base blanco con los brazos abiertos. Y el mismo cariño que la afición aglutinada de Málaga le había dado en bienvenida, lo devolvía Campazzo en forma de show en los tres partidos que ha necesitado el Madrid para levantar el título.
RETAbet Bilbao Basket fue el primero en sufrir la alegría baloncestística del cordobés. Su acierto de cara a canasta en los momentos decisivos y el sumo cuidado que tuvo cuando el balón balón pasaba por sus manos hicieron que los encargados de frenarle acabaran entregando la toalla.
Pero si la actuación contra Los Hombres de Negro había sido notable, la que realizó frente a Valencia Basket fue sobresaliente. El argentino acabó desesperando nuevamente a los bases rivales, Colom y Vives en esta ocasión, y fue el cimiento sobre el que el Madrid construyó su pase a la final. 15 puntos, 9 asistencias y 7 robos, para 31 de valoración, fueron los números que Campazzo consiguió contra el equipo taronja.
La actuación del Facu rozaba la perfección, pero todo eso podía quedar en nada si el Madrid no alzaba el título contra Unicaja. Desde el minuto uno de la final, el de Córdoba entendió que el éxito pasaba por cuidar el balón como había hecho hasta ahora. Solo dos balones había perdido en los cuartos y en las 'semis', uno por encuentro, y mismo guión iba a seguir en el momento más decisivo. Campazzo, el violín principal del la orquesta de Laso, volvía a tener una actuación sin peros e iba a terminar ovacionado por todo el público asistente en el Martín Carpena.
El aplauso unánime de la grada iba a ser más fuerte aún cuando el actor Javier Gutiérrez le hacía entrega del trofeo de MVP de un torneo que había bordado de principio a fin. 13,6 puntos, 10,3 asistencias, 5 rebotes y 2,6 robos para 27,3 puntos de valoración de media, estos han sido los maravillosos números que ha promediado un Facundo Campazzo imparable cuyo destino pudo variar en agosto.
De la renovación a la historia
Este verano, después que que el base del Real Madrid lograra el título liguero y justo antes de que marchara al Mundial con la selección argentina, la dirección deportiva hacía la mejor gestión del estío. A la renovación de Tavares se unía la ampliación de contrato de Facundo Campazzo. El pointguard merengue se tapaba los oídos ante el canto de sirenas de la NBA y perpetuaba su relación con el equipo que le sacó de Argentina.
Seis meses, un MVP de Supercopa y una plata mundialista después, Campazzo se vuelve a alzar como protagonista principal en el Real Madrid. Llegaba el conjunto blanco recién recuperado de un bache de resultados que había hecho dudar a los menos fieles del equipo merengue, pero esta semana Campazzo ha vuelto a acariciar el olimpo madridista. Pero el camino del 'Facu' no ha sido fácil desde que llegara a Madrid en 2014.
Después de deleitar al público argentino con la camiseta de Peñarol Mar de Plata, un Campazzo más 'fuertecito' que el actual ponía rumbo a Madrid, para ser el tercer base de un equipo que buscaba su novena Euroliga. En su primera temporada, y bajo el amparo de un histórico como Nocioni, el 'Facu' acarició la gloria europea, pero su participación fue mínima y el Madrid tenía un plan para él.
Con la celebración de la Euroliga aún digiriéndose, la directiva del conjunto blanco cedía al base argentino al UCAM Murcia para que acoplara su juego a la máxima competición. Dos temporadas disfrutó el equipo murciano de la magia de un Campazzo más fino y perfilado, tanto en juego como en físico, que hacía acudir en masas al público del UCAM a su feudo. El Madrid no se dormía en los laureles y el momento había llegado. Laso confiaba en el argentino como el nuevo director del equipo más exigido del mundo y le otorgaba los mandos de la nave blanca.
Desde aquel verano de 2018 el Facu no ha parado de crecer y de acariciar el cielo pese a su 1,78 de altura. Pero el techo de Campazzo solo lo conoce el mismo. La historia reciente blanca ya tiene un hueco reservado junto a Llull y el 'Chacho' para ese 'Niño Terrible', en palabras de El Gráfico, que llegó a la capital de España con 21 años y que hoy, ocho después, toca el cielo cada vez que hay un título en juego.