El Barcelona se llevó la final de la Copa del Rey tras una primera mitad en la que arrasaron al Real Madrid. Los de Laso intentaron remontar en la segunda parte, pero el cuadro catalán aguantó sus latigazos con un Higgins determinante en los momentos más calientes. [Narración y estadísticas: Real Madrid 73-88 FC Barcelona]
Final de Copa. Un Clásico. El afianzado proyecto de Pablo Laso contra las ganas de Jasikevicius de lograr su primer título como técnico azulgrana. Dos plantillas que meten miedo a media Europa. Y un título como el del K.O que, en tiempos de la Covid-19, nunca viene mal. Todo ello se jugaban los dos grandes clubes del baloncesto español en un WiZink Center sin público.
Los de Laso, además, luchaban contra los fantasmas del pasado. Especialmente con el de aquella Copa del 2019 que terminó con una jugada polémica que dio la vuelta a toda España y que otorgó el título al conjunto catalán. Pero, por si fuera poco, el técnico vitoriano se tuvo que enfrentar a los problemas físicos. Rudy Fernández causaba baja a última hora y Tavares forzaba su tobillo para plantar cara a la pintura culé. La cosa pintaba complicada, aunque los antecedentes evitaban que el Barça se confiara lo más mínimo.
La primera sorpresa llegaba en el once. Laso apostaba por la defensa y desplazaba a Thompkins al 'cinco' para que Deck se centrara en la defensa a Mirotic. El hispano-montenegrino, junto a Higgins, era el gran rostro a secar en la gran final. La salida merengue fue buena y Abalde, algo desaparecido en el torneo, establecía el 5-2 desde el perímetro y como principal anotador.
Sin embargo, una vez que Mirotic entró en la rutina anotadora, el equipo blanco se quedó atrás. Deck no logró pararle ni en la zona ni en velocidad. El Barça remontaba y se ponía por delante con el 7-8. El partido, si no iba a mil revoluciones, obligaba a las defensas a soportar el físico. Los árbitros permitían el contacto y el encuentro subía sus pulsaciones.
Laso, visto que los azulgrana abrían brecha con el 7-12, arriesgo y metió a Tavares. El gigante merengue tenía que cortar la anotación culé. Pero le costó y los de Jasikevicius continuaron con su buena racha. Bien en una pintura que nadie dominaba o desde la línea de tres. Smits, luciendo muñeca, disfrutaba del 7-18 y un parcial de 0-14 para los blaugrana. El Real Madrid se quedaba sin respuesta y maquillaba para cerrar el primer cuarto con un 11-20 que no era del todo catastrófico.
Lo peor, sin embargo, estaba por llegar. El Real Madrid pasó de saborear la remontada a venirse completamente abajo para ser víctima del rodillo catalán. Si Thompkins y Alocén empujaban al cuadro merengue hasta el 16-20, Abrines y su excelencia en el 6,75 reforzaban el liderazgo de un Barcelona que se iba hasta el 16-23. La mejor forma de parar el parcial madridista era minando su moral.
Sin Mirotic en parqué los de Laso parecían encontrar más opciones, pero una vez que el hispano-montenegrino entraba a pista, el cuadro blanco reducía su amenaza en el luminoso. Hasta que eso ocurrió, y con un Abalde y Alocén que conducían al Real Madrid en el ida y vuelta, el marcador se estrechó con un 20-25. Carroll entraba a pista y Laso se encomendaba al acierto en el triple. La munición del escolta, por sorpresa, estaba mojada. Y frente al fallo blanco, acierto azulgrana. Higgins volvía a castigar individualmente para el 20-31 y, pese a los intentos de Deck (23-31), el Barça ganaba enternos. Ni Felipe le daba ese extra a un Real Madrid descolocado y sin ideas.
Si Carroll no entraba en racha, tocaba esperar a Llull. Pero el balear tampoco estaba en su momento. El parcial se fue al 23-35 y el Madrid bajó la guardia ante el fracaso de sus intentos. Llegó el golpe. Calathes acertaba en el triple, el Barça le 'robaba' el juego de velocidad a su rival y el contraataque daba el 27-45. Tyus perdía la pelea en la zona y Hanga ganaba la exterior. 31-52 para el descanso y un Real Madrid que tenía que cambiar todo para seguir con opciones.
Llull mete ritmo
Y ese ansiado 'tercercuartismo' tan característico del equipo de Pablo Laso hizo acto de presencia. Esta vez sí, Sergio Llull daba un paso al frente. Y Tavares, comedido en la primera mitad, subía filas en defensa para presionar a un Barcelona excesivamente cómodo. Garuba entraba en pista y forzaba también pese a los problemas físicos. Todo el ejército merengue en pista en busca del milagro.
Funcionó. El Real Madrid encadenó varias buenas defensas y puntos rápidos hasta ponerse con el 40-55. Una distancia nada sencilla para los culés y que obligaron al Barça a encender las alarmas. El partido cambiaba por completo y los de Laso se metían de lleno. Y de la igualdad se derivó en la tensión... y en la polémica. Los colegiados, sin protagonismo hasta el momento, hicieron estallar al banquillo merengue.
Carroll la tenía para acercarse al -10, pero los colegiados no pitaron una falta de contacto y las protestas de Llull provocaron la técnica. El equipo blanco rebajaba sus pretensiones y el marcador volvía a estabilizarse a favor de los azulgranas. Abrines ponía la puntilla en el triple y el Barcelona, pese a todos los esfuerzos, dominaba con un 40-59 que se hacía muy pesado. El desquiciamiento empezaba a hacer acto de presencia en los madridistas y Causeur recibía otra técnica para el 44-61.
No había forma. Ni con Llull, ni con Deck, ni con Causeur. Tampoco un Garuba completamente destrozado físicamente, pero que valía doble en defensa. Smits se gustó y el Barça cerró el tercer cuarto con un cómodo 50-69. En cualquier otra ocasión suponía un título, pero ante el Real Madrid no era más que un ínfimo salvavidas.
Remontar cuesta arriba
El tiempo corría y el Real Madrid tenía buenas sensaciones. Pero con eso solo no bastaba. Sin concreción en el juego, las ganas se las llevaba el viento y el título el FC Barcelona. Los de Jasikevicius no bajaban el ritmo y la presión desde el banquillo respondía ante cada parcial merengue.
La mala primera parte estaba pagándose excesivamente cara. El Barça salvaba cada embestida madridista. Con el toma y daca en el marcador, y la ventaja por encima del +15, el Madrid vio una mínima esperanza a falta de cinco para el final. Comandados por Abalde y sus dos triples, los de Laso tocaban de nuevo el muro del +11. Había opciones y, lo más importante, también tiempo.
Sin embargo, la esperanza se fue de la misma manera que llegó. La calidad individual de Higgins y Calathes era demasiado para el Real Madrid. El golpe mental al conjunto blanco cada vez que escalaban varios peldaños hundía cada vez más a un equipo sin un líder anotador claro. El Barça terminó con el último minuto manoseando el balón y el Real Madrid asumiendo la derrota.
Real Madrid 73-88 FC Barcelona
Real Madrid: Llull (8), Causeur (5), Abalde (15), Deck (9) y Thompkins (8) -cinco inicial-, Carroll (-), Tyus (-), Laprovittola (-), Tavares (17), Reyes (2), Garuba (-) y Alocén (9).
Barça: Calathes (12), Higgins (20), Hanga (3), Mirotic (12) y Pustovyi (2) -cinco inicial-, Oriola (2), Abrines (8), Davies (10), Westermann (-), Bolmaro (-), Smits (13), y Kuric (6).
Parciales: 11-20 | 20-32 | 19-17 | 23-19
Árbitros: Daniel Hierrezuelo, Carlos Peruga y Antonio Conde. Sin eliminados
Incidencias: Final de la Copa del Rey 2020-2021 disputada a puerta cerrada por la pandemia en el WiZink Center de Madrid.