Hace poco más de una semana que en el Real Madrid se veía todo negro. Al menos en Europa. La segunda derrota de la serie de los cuartos de final en el WiZink Center ante el Partizán pintaba un panorama desolador. Las malas sensaciones de aquellos partidos, la batalla campal que se desató en la cancha y el ambiente tan hostil que esperaba en Belgrado eran motivos más que suficientes como para pensar que el equipo de Chus Mateo tenía pie y medio fuera de la competición.
Y no sólo eso, las matemáticas también jugaban en contra del Real Madrid. Las estadísticas eran claras, nunca nadie en la Historia de la Euroliga había conseguido levantar un 0-2 en contra en una eliminatoria, así que los blancos tenían por delante una misión imposible.
Sin embargo, esa palabra parece que no entra en el diccionario del Real Madrid y mucho menos cuando se trata de la Euroliga. Este club no contempla la opción de rendirse antes de tiempo, y parece que si hay alguien capaz de hacer lo que nunca nadie antes pudo alcanzar ese tiene que ser el Real Madrid, que fue a Belgrado de capa caída y vuelve a casa con más moral que nunca.
Los de Chus Mateo fueron capaces de sobrevivir hasta en dos ocasiones a citas que se jugaron a vida o muerte. Los blancos viajaron sin red a Belgrado, sabiendo que el más mínimo error les mandaría a la lona y les dejaría sin la Final Four, pero han salido muy reforzados de ese doble compromiso en el Stark Arena cuando prácticamente nadie apostaba por ellos.
Ahora están al borde de eso que parecía inalcanzable, del hito que jamás ningún equipo ha sido capaz de lograr. Si culmina la machada, el Real Madrid no sólo se habrá metido en la Final Four para pelear por la Euroliga, sino que habrá hecho Historia ante los ojos del mundo entero.
El desastre inicial
Lo del Real Madrid es una historia de tenacidad, insistencia y supervivencia pura. Este equipo es una auténtica incógnita y en la eliminatoria ha reflejado de forma intensa los pasajes que ha vivido a lo largo de la temporada. Una montaña rusa de juego y sensaciones que pueden ser capaces de lo mejor pero también de lo peor.
Los dos partidos iniciales de la serie en el WiZink Center distaron mucho del mejor escenario que se planteaba Chus Mateo. De la igualdad del primer encuentro a la impotencia del segundo, donde todo fue en contra desde el inicio. El terrible parcial encajado de salida lastró al Real Madrid, que fue incapaz de levantar esa diferencia en todos los minutos que quedaban por delante.
Para colmo, en aquel choque se produjo una imagen que abochornó al mundo del baloncesto y del deporte. Con los ánimos caldeados, cuando todavía restaban casi 2 minutos para el final se desató una tormenta sin precedentes sobre la cancha que terminó con el partido antes de tiempo. Empujones, puñetazos y llaves en una batalla campal que terminó con cinco partidos de sanción a Yabusele y otro más para Gabriel Deck en el bando español.
El 'milagro' de Belgrado
El panorama era desolador en todos los aspectos, por el juego, por las sensaciones y por las bajas. Además, enfrente no estaba cualquiera, el Partizán tiene una trayectoria y un nombre más que suficiente como para encarar con garantías este tipo de compromisos y salir victorioso.
Esperaba el infierno de Belgrado. En efecto, el ambiente del Stark Arena sigue siendo uno de los más espectaculares de Europa y del mundo. Allí se crea una atmósfera difícil de describir con palabras, de esas que alucinan cuando se tienen a favor pero que atenazan cuando se sufren en contra. Más de 20.000 personas esperaban al Real Madrid con los dientes afilados después de aquella batalla campal en el WiZink Center, otro elemento más en contra.
El tercer partido de la serie empezó de una forma catastrófica. Un 12-0 inicial de parcial que recordaba mucho al encuentro anterior. Las sensaciones del equipo dirigido por Chus Mateo fueron terroríficas en los primeros minutos, pero poco a poco supo darle la vuelta a una situación desesperada para llevarse una victoria agónica que le daba una vida extra en la Euroliga.
Aquello reforzó al Real Madrid de una forma increíble. Se vio capaz de ganar con todos los factores en contra, así que se cargó de confianza para el cuarto partido. Lo demostró con creces. Los blancos atesoraron un nivel sensacional que les permitió ir por delante casi en todo momento y que terminó forzando el quinto partido de la serie.
Nadie apostaba por ello. Era casi imposible pensar que la eliminatoria regresaría a España para decidirse, pero el Real Madrid lo ha hecho posible. Se jugará el pase a la Final Four en casa, con su público, y sabiendo que puede llegar a lo que nunca nadie alcanzó antes, remontar una serie que se había puesto 0-2 en contra.