Se le escapan otros dos puntos al Real Madrid Castilla después de un gran partido ante el Atlético Baleares. Los merengues hicieron una demostración de buen juego, tanto a la hora de presionar como a la hora de mover el balón. Pero el único gol de Carlos Dotor no fue suficiente para tumbar a un equipo aguerrido como son los insulares, candidatos claros al ascenso después de tener presencia en las dos últimas temporadas en el playoff. Después de un partidazo de Antonio Blanco, un error suyo permitió a los visitantes pisar el área y empatar a uno el choque. Punto de mucho valor pero que se queda corto por el juego.
Hasta tres jugadores del Juvenil tenían que salir en el once inicial de Raúl González en la mañana de este miércoles por las bajas y por las llamadas del primer equipo. Álvaro Carrillo y Álvaro Retuerta se situarían en la zaga novedosa que completaban Guillem y Sergio Santos haciendo de central. Miguel Gutiérrez y Mario Gila tenían problemas físicos y el técnico blanco no quiso arriesgar con ellos. Pero todos ellos son jugadores con un nivel de madurez excelente que ya habían contado para la leyenda merengue en algún momento.
La clave de los buenos resultados del conjunto blanco radica en la presión que plantean sobre el campo. El trabajo para recuperar el balón en el campo rival de este equipo es de un equipo veterano más que de jugadores casi en edad juvenil aún. Ese es uno de los grandes éxitos que ha conseguido Raúl en estas primeras fechas de la nueva temporada. Ver a los hombres de banda, hoy Gelabert por la izquierda y Peter por la derecha, desplegarse por todo el campo es envidiable.
Pero el hombre clave sobre el campo para que este plan salga bien es Blanco. Sus primeros 30 minutos ante el Atlético Baleares son para poner en vídeo. El capitán del equipo esta mañana ordena a sus compañeros sobre el campo, sabe cuándo salir a la presión y cuándo quedarse por detrás para corregir. También es clave en la salida del balón con una alta precisión en cada uno de sus pases. Pero no se corta a la hora de arriesgar porque posee una visión privilegiada.
De sus pies llegó el primer gol, aunque Sergio Arribas no pudo aprovechar un balón excelente que introdujo el centrocampista a la espalda de la defensa balear. Esa jugada acabaría en la zurda de Peter que colocó una banana en el centro del área para que, el mejor llegador del Castilla, Dotor volviera a ver portería por segundo encuentro consecutivo. Otra vez de cabeza, otra vez demostrando sus grandes habilidades para tener presencia en la creación del juego y en el área rival.
Había rival
La calidad del Atlético Baleares salió a relucir tras encajar el gol. Adelantaron las líneas de presión e incomodaron muchísimo la salida de balón de los blancos. Así empezaron a llegar con más asiduidad al área de Luis López, el guardameta titular del Castilla este miércoles. Con un jugador de la calidad de Ferrán Corominas en el ataque, los visitantes empezaron a acabar las jugadas y a conseguir saques de esquina que pusieron en algún aprieto a la zaga merengue.
Pero no sería hasta la segunda parte cuando tendrían la oportunidad más clara. Una doble oportunidad en un saque de esquina se estrelló con Luis y con el palo cuando el balón parecía colarse en la portería blanca. También intentaron llevar peligro al área merengue introduciendo a Vinicius Tanque, su gran incorporación para esta temporada.
El brasileño buscaría las cosquillas de los noveles centrales, que hicieron un gran ejercicio de responsabilidad esta mañana. Pero tuvo su premio en una presión para provocar el único error de Antonio Blanco en el partido. El brasileño consiguió poner un balón en el área para Armando Shashoua que batió por bajo a Luis. Los cambios de Roger estaban teniendo mucho protagonismo en esta segunda parte y, aunque los blancos seguían siendo mejores, consiguieron igualar el choque.
El último intento
Raúl introdujo en ataque a Kenneth Soler y a Sala para buscar la victoria en los últimos minutos del partido. Tenían 15 minutos por delante para, como sucediera en el mismo lugar ante el Navalcarnero, se completara la remontada. Aún así, la sensación era que los baleares llevaban más peligro al área del Real Madrid que al revés. Finalmente, no hubo más acción y el pitido del árbitro llegó con el 1-1 en el marcador.
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