La portería del Real Madrid siempre ha sido fruto de crítica para todo aquel portero que se atreve a ponerse bajo sus palos. Pocos han sido los guardametas que han durado muchos años en esta posición, y menos aún son los que se han librado de pitos de la afición madridista. El último de ellos fue Iker Casillas, que mantuvo una pugna en la portería con Diego López hasta la marcha de ambos del club, uno rumbo Portugal, al Oporto, y otro rumbo Italia, al Milán.
El relevo de ambos lo recogió Keylor Navas. El costarricense demostró la temporada pasada que era un portero de élite mundial a base de paradones y de conseguir aportar a su equipo atrás. Su año como suplente de Casillas en el banquillo le sirvió para jugar, posteriormente, la inmensa mayoría de minutos de la temporada pasada, en detrimento de un Kiko Casilla, que veía los partidos desde el banco.
A final de temporada, en verano, Keylor Navas cayó lesionado de su talón de Aquiles y tuvo que ser intervenido, en una operación con un rotundo éxito. Fue la hora de un Kiko Casilla que demostró su valía y enseñó que también estaba a un grandísimo nivel. Según fue avanzando la temporada es cuando se complicaron las cosas. Comenzaron a llegar las lesiones en la zaga defensiva, algo que llevó a Zinedine Zidane a tener que rehacer constantemente las alineaciones. A esto se le sumó, además, que en noviembre hubo un cambio en la portería y el portero español dejó paso al ya recuperado guardameta tico.
Tras esto, la portería se resintió. Los datos avalan el bajón. 26 goles en los 33 partidos que ha disputado el Real Madrid son una cifra demasiado alta para un equipo que aspira a ganarlo todo. A este se le suma que esta temporada tiene la tasa más baja de los últimos años en portería imbatida, con un 21,2%; es decir, sólo en uno de cada cinco partidos el Real Madrid no recibe gol. Ni con Carlo Ancelotti en sus dos años -48,3% y 44,1%- ni con el híbrido de temporada entre Rafa Benítez y Zinedine Zidane -46'2%- se recibían tantos goles como ahora.