El descontento que sale desde las oficinas del Real Madrid es palpable. Como apunta MARCA, la directiva y la plantilla del equipo blanco está asombrada y enfadada por los sucesos que han transcurrido con el aplazamiento del partido que debían disputar el pasado domingo ante el Celta de Vigo, y que no se jugó debido a los desperfectos que sufría el techo del Estadio de Balaídos y que ponían en peligro la vida de los aficionados.
El Real Madrid considera que el partido podría haberse disputado en su fecha oficial, y que no se jugó debido a que el Celta de Vigo se escudó en la orden de cerrar el estadio dictada por el alcalde de Vigo, Abel Caballero. Además, el club carga contra la LFP y la RFEF por no tener un sistema de emergencia para situaciones como estas, en vez de mover la fecha del partido, pues eso perjudica la cantidad de partidos de los equipos.
El principal problema es la presión que se le mete a la plantilla. El Real Madrid sigue líder de La Liga, un punto por encima del Barcelona y dos por delante del Sevilla, aunque con dos partidos menos. El próximo partido será ante Osasuna el sábado a las 18:00, y ya sabrá qué ha hecho el club catalán, por lo que desde el club se considera que se ha actuado en contra del equipo y que la presión es innecesaria.