El partido del Real Madrid ante el Nápoles dejó mucho para destacar. La remontada, los goles de Kroos y Casemiro, el empuje del Bernabéu... y, por encima de todo, el resurgir de Benzema. El francés es de esos que, cuando más hundidos parecen, de repente pasa algo que hace que vuelvan a escena con garantías. Lo sucedido con Karim tiene nombre y apellidos: Champions League. La competición europea es, por excelencia, la competición fetiche del francés. El himno aviva la sangre del delantero y vuelve a dar alas a un futbolista que estaba muy señalado.
Zidane no se harta de defender a su compatriota: "hace que los demás jueguen mejor", decía en rueda de prensa. Y no se equivocaba, el buen hacer de Karim avivó también el fuego de Cristiano y volvieron a ser el tándem que ansía constantemente el Bernabéu. El delantero galo no defraudó a su técnico, que siempre ha mostrado confianza y ha defendido su juego a capa y espada. Volvió a callar las críticas, y salió reforzado de un partido que podía haber sido su guillotina.
Con partidos como el del miércoles, demuestra que puede ser el delantero del Real Madrid. Para Zidane es el favorito y su confianza parece que da sus frutos. Sin embargo, no es motivo para conformarse. Karim debe seguir trabajando de la misma manera. No vale con un partido bueno cada vez que hay Champions, la Liga está ahí y debe avivarle la sangre de la misma manera que lo hace la competición europea. Ahora que ha resurgido, que se ha reforzado, que ha demostrado que puede ser titular y responder, no se puede relajar. Bienvenido otra vez Karim, no te vuelvas a ir.