Si hay un jugador en la plantilla madridista que puede decir que su rol en el equipo es cada vez menos importante, ese es Marco Asensio. Pese a que arrancó la temporada contando con la confianza de Zidane y enamorando a la grada del Bernabéu con sus habilidades técnicas, con el paso de las jornadas sus minutos sobre el césped se fueron haciendo más escasos. El culmen de esta situación llegó en el recién terminado mes de febrero, en el que el joven centrocampista no disputó ni un solo minuto.
Su inicio de campaña no pudo ser mejor: anotó un gol en la Supercopa de Europa, su primer partido oficial como jugador del Real Madrid, hizo lo propio en la primera jornada liguera, y volvió a perforar las mallas la primera vez que saltó al verde en un encuentro de Champions. Además de los goles, aportó grandes pases, regates y lectura de juego. Fue, sin duda, un arranque soñado para un jugador de cuya presencia en las alineaciones se había dudado en pretemporada.
No obstante, con la llegada de 2017 todo se fue torciendo. Se vio relegado a jugador de rotación para los partidos de Copa, y desde que el cuadro merengue quedó fuera de la competición su tiempo de juego se limita a seis minutos en un partido ya sentenciado ante la Real Sociedad. En febrero, mes en el que los blancos han disputado cinco partidos, Asensio solo ha ido convocado a uno, la visita del Espanyol al Bernabéu, que vio íntegramente desde el banquillo.
La situación no parece tener demasiados visos de mejorar, pues, con toda la plantilla sana físicamente, Zidane parece tener claro su once titular, y Lucas Vázquez, Isco y Morata se postulan como los tres cambios habituales. Incluso Kovacic parece por delante del mallorquín en la baraja de cambios del técnico francés salvo para determinados contextos de partido. Habrá que ver si la concentración del calendario con la llegada de la fase decisiva de la Champions le permite volver a gozar de oportunidades.