El Real Madrid tuvo que volver a tirar de garra y corazón para sacar algo bueno del partido ante Las Palmas en el Bernabéu. Tras la autoexpulsión de Bale al comienzo de la segunda parte, al que se le cruzaron los cables de manera incomprensible, el conjunto merengue sufrió mucho más de lo esperado. Además de una mala primera parte, con el contratiempo de la segunda la historia empeoró.
El conjunto dirigido por Setién estaba bien organizado e hizo mucho daño al Real Madrid en las contras. Supieron aprovechar bien los espacios que dejaba un equipo local cansado, descolocado y con pocas ideas. Los blancos echaron mucho de menos a Casemiro, su muro protector. El brasileño, indiscutible en la medular blanca, no había entrado en la convocatoria por descanso y al equipo le pasó factura. Las Palmas agrietó a la defensa merengue en varias ocasiones y fue un duro rival al contragolpe, algo en lo que Casemiro es fundamental. Sin el brasileño y con diez sobre el césped, el camino hacia la portería blanca fue una autopista para los canarios.
De todo se saca algo bueno y es que, con el descanso del miércoles, Casemiro llega al partido del sábado ante el Éibar con las pilas cargadas y el depósito lleno. Importantísimo para un Real Madrid que sufrió en exceso y notó mucho su ausencia. Será imprescindible también para el partido ante el Nápoles, con un potencial ofensivo importante y un estadio que apretará para ver a su equipo en cuartos de Champions.