El Real Madrid venció al Eibar en un partido importante para mantenerse en la lucha por La Liga y para recuperar sensaciones de cara al partido de vuelta de octavos frente al Nápoles. Lo ocurrido entre semana ante Las Palmas obligaba al club blanco a llevarse los tres puntos como fuese de Ipurúa, y aunque las bajas habían dejado al equipo bastante tocado, la sensación de superioridad fue bastante evidente.
Las ausencias de Cristiano, Bale y Morata dejaban al equipo con solo un delantero nato, Benzema. Zidane se veía obligado a cambiar el sistema y a darle las riendas del equipo a los centrocampistas. Modric y Casemiro volvieron a dominar el centro del campo, bien ayudados por James, Asensio y Lucas, demostrándole a su técnico que están para algo más que para salir en los últimos minutos.
La presencia de hasta cinco jugadores cerca del balón asfixió al Eibar, que no tuvo ninguna opción de disputarle el partido al Madrid. El equipo de Zidane dominó todos los aspectos del choque y le bastó media hora para dejar sentenciado el encuentro y poder reservar fuerzas de cara al partido ante el Nápoles. Aunque parecía que el Madrid llegaba sin pólvora con las bajas de tres de sus cuatro delanteros, la realidad fue totalmente distinta, con un equipo que creaba peligro prácticamente cada vez que se acercaba al área de Yoel.