Celebración del Real Madrid
Un Madrid de dos caras
La gran plantilla del Real Madrid ha permitido a Zidane poder tener varias maneras de plantear los partidos según las necesidades del rival. Por un lado, los blancos pueden manejar los encuentros mediante el toque y la posesión, mientras que, por otro, pueden utilizar la velocidad de jugadores como Cristiano y las contras para matar al rival.
28 abril, 2017 10:42Noticias relacionadas
El Real Madrid cuenta con una de las mejores plantillas del mundo, sino la mejor. Los jugadores madridistas han demostrado que, juegue quien juegue, Zidane puede tener total confianza en el once que esté sobre el verde. Prueba de ello es el encuentro en Riazor. Pese a realizar nueve cambios del once supuestamente titular, el equipo brilló y consiguió una contundente victoria por 2-6.
Pero, estos grandes jugadores no solo permiten al técnico galo hacer rotaciones a su antojo, además puede plantear los partidos dependiendo de las necesidades que se le presente por el rival que tiene enfrente. La versatilidad y diferentes estilos de sus jugadores le hacen tener dos posibilidades para afrontar cada duelo.
EL MADRID MÁS VERTICAL Y VELOZ
Cuando sobre el campo se encuentran jugadores como Cristiano Ronaldo o Bale, el conjunto blanco puede aprovechar la velocidad de ambos y buscar contras que le permitan abrir el marcador o matar un encuentro que tenga de cara. Los merengues pueden centrarse en estar concentrados en la parte de atrás y, cuando surja la oportunidad, lanzar un veloz ataque que pille desprevenida y descolocada a la defensa rival.
Desde hace varias temporadas, esta faceta le ha dado grandes réditos al Real Madrid. En la época de Mourinho se convirtió en un equipo mortal en las contras. Incluso de un córner en contra eran capaces de sacar una ocasión de gol, que muchas veces acababa en éxito.
MÁS TOQUE Y POSESIÓN
Sin embargo, hombres como Asensio, Isco, Kroos, James y compañía permiten, si el partido lo requiere tener un juego más paciente, con más posesión y mayor toque. Cuando el rival se encierra atrás, que ocurre en la mayoría de los encuentros, estos jugadores pueden manejar la pelota a su antojo, esperando que se abra el hueco que permita crear la ocasión.
Ante el Deportivo se vio la mejor versión de este Madrid. La velocidad en la conducción de la pelota impedía a los coruñeses ni siquiera intentar robar la pelota. Los blancos manejaban el esférico a su antojo y las ocasiones caían una tras otra. El marcador reflejó seis goles al final del encuentro, pero podían haber sido muchos más.
