El sehundo bacatazo consecutivo del PSG y por ende de Unai Emery en la Champions League parecen haber sido la puntilla para que Nasser Al-Khelaïfi y el equipo directivo hayan tomado la decisión de relevar en el banquillo al técnico vasco.

La multimillonaria inversión desde que desembarcó en qatarí en el conjunto parisino -acentuada durante los dos últimos años- no tienen por objetivo otro que no sea conseguir el anhelado trofeo continental, ya que se presupone que los trofeos nacionales para un equipo de tal calado se quedan bastate cortos. 

LA PUNTILLA DEL REAL MADRID

Quizá lo que más escoció en el seno del PSG fue que, un equipo que no está cuajando su mejor temporada, ni anímicamente se encuentra al cien por cien y hasta hace poco más de dos semanas venía de recibir sendos bacatazos en La Liga, haya sido capaz de tumbarles a las primeras de cambios en ambos partidos de la eliminatoria. 

La fragilidad competitiva de la Ligue-1 hace que el equipo experimente como un tremendo paseo la competición casera por lo que a la hora de salir a disputar los partidos contra los grandes equipos europeos, esa falta de competitividad y rodaje sea un lastre para las aspiraciones de los franceses.

OPCIÓN CONTE

El italiano, que cuenta con un año más de contrato con el Chelsea, ha aireado a lo largo de la temporada sus continuas desavenencias con la directiva de los blues, por lo que no vería con mala cara un cambio de aires. La irregularidad del Chelsea en la Premier League -quinto clasificado- unido a la falta de cohesión con el grupo, además de la casi eliminación en la Champions League por el Barcelona, han fagocitado los acontencimientos para que el italiano abandone la disciplina inglesa.

Los éxitos del italiano le avalan, pues ha ganado título importantes tanto en Italia como la Premier el año pasado con el mismo Chelsea. Por contrapartida, el fuerte carácter del dirigente le podrá volver a enfrentar a un vestuario con demasiados egos con absoluta necesidad de protagonismo.