Este domingo ha tenido lugar uno de los clásicos más emocionantes de la Premier League. Manchester United y Arsenal se cruzaban por segunda vez ya en este curso para tratar de conseguir una nueva victoria en el campeonato doméstico inglés.

La anunciada despedida de Arsene Wenger hace unas semanas ha puesto patas arriba al fútbol anglosajón. Y es que desde aquel día, pocas son las oportunidades que se presentan para rendir homenaje a un hombre que ha dedicado los últimos 22 años de su vida a un solo club. Con ello, Wenger anunciaba su marcha a través de un comunicado que hacía oficial el club gunner a través de su perfil de Twitter.

RIVALIDADES ENCONTRADAS

Uno de los grandes handicap encontrados por el técnico francés en estos 22 años ha sido el coincidir en los banquillos con su homólogo Alex Ferguson. Ambos técnicos suman la friolera cifra de más de 1.500 partidos a sus espaldas con 1.002 victorias entre los dos. Rivalidades a parte, antes del comienzo del Manchester United - Arsenal, el actual embajador del los red devils ha querido tener un brillante, respetado y honorable gesto hacia Wenger al hacerle entrega de una placa conmemorativa.

A dicho ceremonial ha querido unirse, casi espontáneamente, José Mourinho. El técnico luso, que andaba por las inmediaciones del breve acto, acudió casi instado por el propio Wenger, a lo que el portugués accedió sin oponer la más mínima mueca y resistencia.

MOURINHO - WENGER: DE LAS CHISPAS A LOS ABRAZOS

Si algo caracteriza a José Mourinho es su ferviente viveza de los partidos dentro de un terreno de juego. Y es que para el portugués no hay amigos cuando el balón anda de por medio y una victoria está en juego. Le honra saber diferencia un escenario de otro. Que la vida transcurrida en un campo de fútbol es distinta a la vivida fuera. 

Bien lo saben en La Liga cuando fue uno de los que más sintieron la trágica pérdida del asturiano Manolo Preciado, con quien dentro de los terrenos de juego tuvo sus más y sus menos. En la Premier League es quizá con Arsene Wenger con quien más ha distado futbolísticamente. Sin embargo, a la hora de la verdad, es el primero en reconocer la valía de uno de los entrenadores con mayor solera del viejo continente.