Bale está de dulce. Y pararle se antoja misión imposible. Es su año y él lo sabe. Bale tiene ante sí la oportunidad de consagrarse al máximo nivel, en el Real Madrid y en lo más alto del fútbol mundial. Esta temporada puede entrar de lleno en la pelea por el Balón de Oro de la próxima campaña, por lo que el reto no es pequeño.
Su inicio de competición con el equipo merengue ha sido fantástico, pero esa imagen ya la dejó en las primeras semanas de entrenamiento y gira por Estados Unidos. Su ausencia en el Mundial de Rusia le acabó por beneficiar y resolvió su futuro a las primeras de cambio, apartando rumores y centrándose plenamente en su nueva etapa en el Madrid.
Con la salida de Cristiano era su hora y ha sabido asumir los galones que él mismo pedía. Y es que no hay que olvidar que su ultimátum en la final de Champions se solapó con el de Cristiano, ocultando o restando valor a las palabras del galés ante la hegemonía del luso. Pasados unos meses la situación es otra completamente distinta y antoja una temporada de lujo para Bale.
Continuidad en toda la temporada
La temporada se presenta muy entretenida para el delantero. La Liga, la Champions y la Copa del Rey como competiciones con el Real Madrid. Y, para evitar cualquier parón, la UEFA Nations League le dará esa misma dinámica con Gales, compitiendo al máximo nivel y sin dejarle bajar lo más mínimo el ritmo de exigencia.
Su inicio no ha podido ser mejor. Bale jugó como titular ante Irlanda y marcó en la primera parte un golazo para enmarcar. Por la escuadra, amagando y colocando el esférico de forma perfecta para hacer imposible al portero la estirada. Pero esa precisión no es cosa de una noche: su racha con el Madrid es imposible de mejorar.
Bale ha marcado tres goles en cuatro partidos. Y el único donde se ha quedado sin marcar fue en la Supercopa de Europa ante el Atlético de Madrid. Es decir, 369 minutos disputados en cuatro encuentros, tres goles anotados y una media de un tanto cada 173 minutos en el césped.
Del liderazgo de Gales al Madrid
Bale siempre ha sido la piedra angular de Gales. Prácticamente él solo llevó al conjunto nacional lo más lejos posible en la última Eurocopa. Una competición que resultó ser histórica para los galeses gracias al rendimiento del de Cardiff.
Las semifinales fueron el límite final pero en gran parte como consecuencia de los tres goles en los tres primeros partidos del jugador del Real Madrid. Esos datos en el campo, sumados a la relevancia del jugador lejos del césped, convirtió al '11' en el rostro por excelencia del fútbol galés. Solo le faltaba tener la misma posición en el club merengue.
Y sin Cristiano Ronaldo es evidente que él es el nuevo jugador número uno del equipo. Aunque Lopetegui ha impulsado la idea de "equipo", pero es una realidad que Bale es quien se tendrá que echar el equipo a la espalda en los momentos más complicados. De liderar a su selección a hacer lo propio en el cuadro merengue.
Hermandad con sus entrenadores
La situación de Bale en Gales y el Real Madrid es muy similar. Al menos en la actualidad. En ambas partes es importante, está enchufado, los compañeros le ven como una referencia... y tiene una relación plena con sus respectivos entrenadores. Si con Giggs siempre había mostrado su sintonía, con Lopetegui es muy parecido.
El técnico vasco le convenció a principio de temporada para que no saliera, le transmitió la idea de trabajo que tenía para él y Bale aceptó sin pensárselo dos veces. El de Cardiff, por tanto, ha logrado instaurar una conexión directa con los dos entrenadores de los que depende su carrera en estos momentos.
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