La imagen del arranque de partido de Marcelo el pasado miércoles ante el Galatasaray ilusionó a todo el madridismo. El brasileño conectó por dos veces con Rodrygo para poner a su compatriota en la órbita mundial. Pero eso era secundario porque sobre el campo estaba el jugador que ha maravillado al Santiago Bernabéu en la última década desde la banda izquierda.
Pero todo se torció cuando se tuvo que ir sustituido después de notar molestias en uno de sus muslos. Su lesión no es muy grave, pero aún así mostró que Marcelo cada año que pasa es un poco más frágil. Por lo que se hace primordial que Zinedine Zidane encuentre un recambio de garantías por si se tiene que perder alguna de las grandes citas. Y ahí apareció la figura de Ferland Mendy.
El francés poco a poco se va a adaptando a lo que significa llevar el escudo del Real Madrid en el pecho, pero aún está lejos de poder hablar de él como un sustituto que asegure fiabilidad cuando falte uno de los jugadores que pasará a la historia del club y del fútbol mundial.
Errores que impacientan
Los inicios nunca son sencillos y Mendy no iba a ser una excepción. No es sencillo pasar de Segunda División francesa a una de las mejores ligas del mundo en menos de tres años. Su rendimiento en el Olympique de Lyon le avalaba a la hora de darle un voto de confianza que está recibiendo por parte del Santiago Bernabéu y, sobre todo, por parte de un entrenador que cree en él.
El francés ha sido titular en cuatro partidos entre los que se encuentran la debacle de París y el último empate ante el Betis. Ante el PSG fue el bloque entero el que falló, pero Ángel Di María mostró a Europa las costuras de un Mendy que no terminó de entrar en el encuentro. Y frente al equipo verdiblanco el galo tuvo una ocasión clarísima que falló cuando se plantaba solo ante Joel Robles. Es difícil ser paciente cuando los errores cuestan puntos.
Aprovechar sus virtudes
Si por algo pagó el Real Madrid 48 millones por el lateral izquierdo es porque tiene varias virtudes que ofrecen la alternancia con las de Marcelo. El francés llegaba con la premisa de subir el nivel defensivo, sin disminuir el peligro en ataque con su presencia.
La velocidad es uno de los principales alicientes que demuestra cada vez que galopa la banda izquierda. En estas oportunidades que ya ha tenido con el primer equipo lo ha demostrado con creces, aunque aún precipitándose y con falta de entendimiento con el centro del campo y el extremo que esté por su lado, una cuestión que el tiempo solucionará.
Lo que sí ha demostrado que ha sorprendido es su capacidad de conducción y de gestión de la posesión. Mendy ha funcionado muy bien a la hora de salir con el balón jugado. Al francés no le quema la pelota cuando le presionan y ha tomado buenas decisiones ante esa presión. Si que esos riesgos de más que toma en ocasiones le han pasado factura también como se recordaba antes ante el PSG.
Reguilón le aprieta las tuercas
Además, Ferland Mendy está obligado esta temporada a tener un ojo también en Sevilla. No solo por lo bonita que es la ciudad, si no porque en el Sánchez Pizjuán Sergio Reguilón está dando continuidad a la gran temporada que hizo el año pasado. El francés tiene 24 años y es un fichaje de futuro, pero ambos se están disputando quién será el relevo de Marcelo.
Si bien es cierto que la responsabilidad de ir después que Marcelo no es asequible para cualquiera, la competición entre el español y el galo está siendo trepidante. Y de momento es el actual jugador del Sevilla el que gana la partida. Por eso Mendy necesita acumular mejores actuaciones en oportunidades como la que tiene en Eibar.
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