El episodio del Estadio de Vallecas de este fin de semana durante el Rayo Vallecano - Albacete, además de suponer una histórica suspensión sin precedentes, fue un bochorno insoportable para un país como España y una liga como la que disfrutan todos los aficionados al fútbol.
La mezcla política y deporte pocas veces sale bien, porque la sensibilidad de las reivindicaciones suele tener dos caras y alguna de las dos siempre se ofende. Y ante esa ofensa se produce la polémica y deja unos antecedentes que suelen tener repercusión en el futuro.
La suspensión
Los cánticos de "puto nazi" hacia Roman Zozulya, delantero centro del Albacete, que vociferaron desde la grada del grupo de animación Bukaneros, sumado a las pancartas que exhibieron y a que el Estadio de Vallecas tiene unas dimensiones en las que parece que esos gritos son más mayoritarios de lo que son en realidad, fueron razones suficientes para tomar la decisión de la suspensión.
Antes, mientras se estaban produciendo los cánticos, el árbitro avisó al delegado de campo para que anunciaran por megafonía que cesasen o tomarían la decisión de suspender el encuentro. No pararon. Y el Albacete dio el ultimátum de que no saldrían al césped en esta situación. Los responsables de seguridad no pudieron garantizar que el ambiente se relajase y ese fue el procedimiento para que un partido de Segunda División acabase en esperpento.
Todo lo que sucedió desde que José Antonio López Toca pitó el descanso en el estadio del barrio madrileño ha abierto un debate entre los estamentos del fútbol nacional que puede tener su primera controversia solo tres días después de que transcurriesen esos hechos.
El precedente para El Clásico
Si bien es cierto que nadie pone en duda la medida que tomó el colegiado de forma novedosa, siempre cumpliendo el procedimiento que implicaba la aceptación de todas las partes de la suspensión del encuentro, el precedente podría ser muy peligroso para la celebración con total normalidad de El Clásico de este miércoles en el Camp Nou.
El partido viene precedido de una atmósfera de tensión política y social, amplificada por la convocatoria de Tsunami Democràtic y reafirmada con los hechos que sucedieron la semana previa a cuando estaba previsto el primer Clásico de la temporada antes de su aplazamiento.
Las amenazas de las plataformas que protestan desde que se hizo pública la sentencia del 'procès' tienen la dirección de sabotear El Clásico tanto dentro como fuera del campo. Lo que suceda en los exteriores no tiene ninguna relevancia para poder vivir una situación similar a la de Vallecas, pero sí la de dentro.
Un partido anómalo
Carlos Del Cerro Grande defendió la actuación de su compañero de profesión y recalcó públicamente que lo sucedido fue extraordinario. "Todos coincidiremos en que fue una acción anómala, que no se suele producir en La Liga, esperamos que no vuelva a pasar", comentaba el colegiado en activo.
El dilema aparece con la posibilidad de que haya pancartas dentro del estadio o proclamas que puedan ofender a alguien. ¿Dónde estará el grado máximo del cántico que ocasione la suspensión del encuentro? Pues no hay una medida clara para saber cuándo Alejandro Hernández Hernández podría tomar la decisión. Porque el reglamento le pone esa carga al colegiado, que no solo tendrá que dirigir un encuentro de por sí caliente como es un Barcelona - Real Madrid.
Para esto, hay que indicar que cada encuentro cuenta con unos inspectores de La Liga que recogen todo este tipo de hechos, además de cuestiones de seguridad del partido. Fueron los responsables, por ejemplo, de que el Atlético de Madrid pueda recibir una sanción por culpa de los insultos, con el "Griezmann muérete" a la cabeza, que recibió Antoine Griezmann en el Metropolitano.
¿Sucederá siempre?
¿Solo vale que los cánticos sean contra un jugador? ¿Y si es contra todo un Estado? Pero sí hay una cuestión que marca la diferencia a la hora de que se pueda tomar o no la decisión de suspender el partido. En ese ejemplo que se ponía del francés, el informe y el acta indican claramente que los gritos son de un grupo minoritario. Un agravante que sí ocurrió con el jugador ucraniano del Albacete es que fueron continuados; fueron durante toda la primera parte.
Esta especificación es importante para que exista una diferencia entre lo que vivió Griezmann y Zozulya. Aunque en el contenido tanto una cuestión como la otra son una ofensa, la diferencia está en la cantidad. "Muchas veces cuando estás en el terreno de juego y ese tipo de conductas son minoritarias, es realmente difícil de detectar", explicaba Del Cerro sobre estas situaciones.
Además, también habrá que tener en cuenta la decisión de todas las partes para suspender el encuentro si finalmente hubiera pancartas o cánticos que entonasen una gran parte del Camp Nou. Si Barça, Real Madrid, árbitros opinan que hay que suspender y responsables de seguridad no garantizasen que todo lo que estuviera sucediendo no pueden hacer que cese, entonces se tomaría la decisión.
En cualquier caso, es una postura que ninguna de las partes quiere tomar. La confianza en que El Clásico se desarrolle con total normalidad es máxima. Lo único por lo que se preocupan los clubes es por lo futbolístico ya que la seguridad será máxima en todo lo que acontezca al encuentro. "Esperemos que lo de Vallecas sirva de ejemplo a todos", esgrimía Del Cerro Grande. Esperemos que este precedente nunca se tenga que cuestionar.
[Más información: Zozulya y su 'Ejército del Pueblo' que provocó que hasta Pablo Iglesias le llamara "neonazi"]