El Real Madrid se ha caracterizado siempre por ser un equipo luchador, por no rendirse nunca. Los rivales saben que no pueden darle nunca por muerto, y si así lo hacen, pueden terminar pagándolo muy caro. Los blancos tienen ese gen competitivo que no les permite tirar la toalla mientras quede tiempo en el reloj. El espíritu de las grandes remontadas siempre termina apareciendo.
Ese espíritu está más presente que nunca en la Champions. Cuando el Madrid sale por Europa es otro. Su heroicidad se multiplica y es capaz de arreglar cuando desaguisado con remontadas de época que le han hecho tener un aura especial, un gen combativo que los rivales pueden percibir pero que no pueden parar. Por eso, todos temen a un Madrid herido, porque es incluso mucho más peligroso, especialmente si se encuentra de caza por Europa.
El Real Madrid de Zidane, a pesar de su éxito y a pesar de su grandeza, también tiene su gran noche europea, su gran remontada, esa a la que encomendarse en momentos difíciles como el que atraviesa ahora, cuando tiene que viajar al Etihad Stadium para intentar remontar la eliminatoria frente al Manchester City. Esta vez será el más difícil todavía, ya que la remontada tendrá que ser fuera de casa, pero el conjunto blanco tiene en la noche del Wolfsburgo su punto de inspiración.
La derrota en Alemania
Aquel partido, que tuvo lugar en Volkswagen-Arena un 6 de abril de 2016, es uno de los puntos más negros de la historia de Zidane en el Real Madrid. Se trató del encuentro de ida los cuartos de final de la Copa de Europa en la que debutó Zidane, en el año de su llegada, tras la irregular marcha que había tenido el equipo con Rafa Benítez. Los blancos cayeron derrotados por un doloroso 2-0 que ponía muy complicadas las cosas.
El equipo hizo una primera mitad nefasta, dejando muchos espacios atrás y con muy poca atención a la espalda de los laterales, lo que provocó que el conjunto alemán pudiese entrar por banda una y otra vez hasta masacrar a un Madrid que parecía naufragar en otra noche negra en Alemania, territorio hostil para los blancos. Los goles de Ricardo Rodríguez de penalti en el minuto 18 y de Maximilian Arnold en el 25 sacaron los colores de un equipo completamente desdibujado aquella noche, encaminado a sufrir un duro varapalo europeo de difícil recuperación.
Las sensaciones finales fueron muy parecidas a las vividas en el Bernabéu frente al Manchester City, la otra gran derrota del Real Madrid de Zidane en Europa. Los blancos cayeron en su estadio por 1-2 tras hacer un buen partido y sobre todo tras hacer una buena primera mitad. Sin embargo, el resultado terminó siendo tan negativo que los blancos tendrán que llevar a cabo una de sus grandes remontadas europeas.
Tras un primer tiempo sin goles, los de Zidane consiguieron adelantarse en el marcador con un tanto de Iscoen el minuto 60. Sin embargo, aunque todo parecía encaminado para los blancos y para otra noche de éxito de Zidane en Europa, el Manchester City de Guardiola se puso ‘manos a la contra’ y desmontó al cuadro merengue con varias acciones galopantes que terminaron dando la vuelta al electrónico.
Los goles de Gabriel Jesús en el 78, de Kevin de Bruyne en el 83 de penalti y la expulsión de Ramos en el 86 terminaron sentenciando a un equipo que volará a la ciudad mancuciana muy herido.
El espíritu de Wolfbusrgo
El equipo de Zidane debe encomendarse a aquella gran noche, la de la remontada frente el Wolfsburgo, para intentar dar la vuelta a una eliminatoria que está francamente complicada. El nivel del rival sea seguramente mayor que el de aquella mágica noche en el Bernabéu, pero las ganas mostradas por aquel equipo en aquel partido fueron las de un conjunto ansioso por ganar, con hambre de títulos y que no iban a darse por vencidos tan fácilmente.
Los blancos salieron avasallando a su enemigo, buscando la remontada desde el minuto uno y jaleando a un Bernabéu que también fue clave y que frente al City evidentemente no estará. Tampoco lo estará la hinchada del Etihad, por lo que estarán solos frente a frente los dos conjuntos en busca de una plaza para los cuartos de Lisboa.
En aquella mítica noche, los tres goles de Cristiano sirvieron para abrir el camino de una nueva conquista europea, la decimoprimera, la primera Champions de Zidane tras unos meses en el banquillo.
El portugués anotó tres goles tan solo 6 días después de haber sumado la dura derrota de Alemania, certificando el pase de los de Zidane a las semifinales. Los tantos de Ronaldo en el minuto 15, en el 17 y en el 77, sirvieron para abrir un nuevo camino y una nueva era en la historia del Madrid. Aquellos tres goles dieron comienzo al Madrid de Zidane y al de las tres Champions seguidas.
Una remontada clave y un ‘nuevo Cristiano’
Los blancos están ante un partido trascendental en la temporada y en el nuevo Madrid de Zidane. En el vestuario saben de lo difícil del darle la vuelta al electrónico con un equipo tan potente como el Manchester City en frente, pero el buen final de liga, el título conseguido y las sensaciones que ha dejado el equipo tras el confinamiento con diez victorias en diez encuentros, les hacen tener confianza en la remontada, una remontada que podría llegar.
Lo que también tienen claro es que, si esa remontada llega, la inyección de moral puede ser tan grande que el equipo llegue lanzado a Lisboa y todo sea ganar. La moral que te da un triunfo tan grande y con todo tan adverso puede espolear al equipo tal y como lo hizo aquel triunfo ante el Wolfsburgo, por eso, en el vestuario son conscientes de que esta victoria puede traer consigo que lo de Zidane se hagan imparables y levante la decimocuarta Champions de su historia. Palabras mayores.
Sin embargo, para llevar a cabo esa hazaña, los de Zidane necesitarán buscar un líder, un guerrero que guíe al equipo en la batalla más épica y complicada en la que todos pueden caer en el intento. El Madrid necesita a ese gran Cristiano líder, que llevó al equipo en volandas con sus tres goles y que fue el protagonista total de una noche mágica.
Ese puesto ahora está por cubrir y quizás esa fuerza resida en el equipo al completo, pero lo cierto es que una figura con carisma que mueva a las masas siempre ayuda. Sergio Ramos podría haber sido esa figura que ejerciera de gran mariscal, aunque su influencia en el gol sea mucho menor, sin embargo, la baja del camero deja al madridismo huérfano de otra referencia, de otra luz, de otro capitán general.
En el campo, uno de los pocos faros que pueden liderar esa remontada puede ser Karim Benzema. El francés ha hecho una temporada memorable y su actual nivel goleador puede ayudar al equipo a facturar lo antes posible una remontada que se antoja heroica. Otro de los candidatos a llevar ese peso puede ser Eden Hazard. El belga, fichado para noches grandes como esta, sabe lidiar en terrenos complicados y por eso puede ser el jefe de ese ejército que quiere avanzar de ronda. Su calidad, su desborde y su gol pueden marcar la diferencia si se encuentra en perfectas condiciones físicas.
Y tras los nombres, el equipo. Si por algo se ha caracterizado este nuevo Madrid de Zidane es por ser un bloque compacto, desde Courtois a Benzema, pasando por Varane, Casemiro o Modric, pero la fuera de todos ellos sin fisuras puede ser la clave para derribar el muro citizen y avanzar. La fortaleza del campeón de liga, el Madrid con el gol más repartido de siempre, pueden ser ese nuevo Cristiano.
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