La victoria del Real Madrid en el Clásico por 1-3 ha tenido dos vertientes. Una, lo apabullante que ha sido la imagen de un Real Madrid al que muchos ya daban por muerto y casi que enterrado. Y otra, la balsámica, ya que el equipo respira más tranquilo tras la semana tan difícil que han pasado después de las derrotas frente al Cádiz y el Shakhtar.
Como por arte de magia, la sonrisa ha vuelto a la plantilla del Real Madrid y es que este triunfo es un gran motivo de festejo y celebración, y eso se nota en el buen ambiente que desprenden de nuevo. Nada mejor que ganar en casa del eterno rival para recuperar la sonrisa.
Y es que los últimos días en la 'Casa Blanca' no han sido nada fáciles. Tal y como ha indicado Zinedine Zidane, el partido de hoy no era para callar bocas, pero cierto es que esta victoria supone un nuevo empujón de moral para seguir afrontando una parte muy complicada de la temporada. Sin ir más lejos, esta próxima semana, el equipo blanco se juega su futuro en Champions.
Y es que, tal y como ha dicho Courtois nada más ganar en el Camp Nou, la camiseta del Madrid exige darlo todo todos los días y esta plantilla se ha dado cuenta hoy más que nunca, especialmente los nuevos, que han vivido hoy un gran día de celebración en territorio enemigo. Además, el triunfo de los blancos supone la segunda derrota en liga consecutiva del Barça y la primera en casa.
El partido ha terminado siendo un auténtico espectáculo. A pesar de que los dos equipos llegaban con ciertas dudas, el choque ha tenido espectáculo, pasión y muchas dosis de polémica. Precisamente, en una de esas jugadas se ha decantado el choque, previa consulta con el VAR por parte de Martínez Munuera.
Sergio Ramos fue agarrado dentro del área por parte de Lenglet y el colegiado terminó señalando la pena máxima que el propio capitán del Real Madrid convirtió en el 1-2. Este tanto no solo trajo la alegría al madridismo, sino que fue un soplo de aire fresco para los jugadores en el campo, que se veían superiores, pero que necesitaban volver a perforar la meta de Neto.
La jugada tonta de Modric
Finalmente los blancos se llevaron el triunfo de Barcelona y el buen ambiente ha reinado en la plantilla, tal y como han mostrado los jugadores en sus redes sociales. Sin embargo, el Clásico también ha dejado momentos divertidos, como una curiosa jugada que ha protagonizado Luka Modric y que ha tenido a Rodrygo como invitado de lujo.
El futbolista croata, que salía en la segunda mitad para terminar siendo clave en el partido, controlaba un balón en el centro y buscaba a un compañero con el que combinar. Luka había visto a un jugador desmarcado en la banda y decidió darle el balón, y razón no le faltaba. Tan desmarcado estaba que ni siquiera estaba jugando porque todavía no había saltado al terreno de juego.
Se trataba del brasileño Rodrygo que se preparaba en la banda junto al cuarto árbitro y a Zinedine Zidane para hacer su aparición en el encuentro. Modric, en la propia velocidad del juego, no fue capaz de distinguir su situación y terminó echando el balón fuera de banda en la jugada cómica del Clásico.
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