Eden Hazard es un jugador de una calidad superlativa. Nadie duda de sus capacidades, de su técnica, de su desborde. Es un elegido, un jugador diferencial, decisivo. De esos que se cuentan con los dedos de una mano en todo el mundo. Por ello llamó la atención del planeta fútbol en el Chelsea y en la selección belga, y por ello llegó con la condición de estrella mundial al Real Madrid.
El destino de Hazard era convertirse en el líder del mejor equipo del mundo. Dar ese gran salto como en su día lo dio Cristiano Ronaldo para convertirse en el mejor jugador del planeta. Porque el Real Madrid permite eso, agrandar la dimensión de un futbolista que ya es gigante. Sin embargo, la mala suerte está haciendo que eso se retrase y que el éxito de Hazard se aleje en el tiempo.
La afición madridista y el club esperan con ansia los mejores días de Hazard con la camiseta blanca, algo que llegará tarde o temprano. No obstante, el caso del belga, que lo está intentando todo y que cada vez pone más de su parte, es digno de estudio. El mal fario le persiguen desde que puso un pie en la capital de España y ya no sabe como actuar para frenar sus goles y sus asistencias.
Hazard, que ha pasado un calvario de lesiones como no había vivido en su carrera, necesita minutos para seguir creciendo y para recordar al Hazard que todos habían visto en el Chelsea y en la selección. Sin embargo, el destino parece estar en su contra. El último revés que ha sufrido ha sido su positivo por coronavirus que le ha hecho ser baja una vez más con el conjunto blanco.
Las continuas lesiones
Desde que fichó por el Real Madrid, Hazard ha pasado un auténtico calvario. El belga tardó en ponerse en forma tras su primer verano como jugador madridista, pero cuando se puso la camiseta el conjunto blanco, comenzó a marcar diferencias. Dejó destellos de su inmensa calidad ya en la pretemporada e inclusó anotó su primer gol no oficial con el equipo blanco.
Al poco tiempo de comenzar su primera temporada, Hazard sufrió unos pequeños problemas musculares que le hicieron perderse unos partidos. Sin embargo, volvió mejor que nunca. Eléctrico, versátil, rápido, recordaba a su mejor versión del Chelsea. Era ese jugador diferencial que la afición del Real Madrid se merecía y que llevaba mucho tiempo esperando. Incluso, pudo marcar su primer gol con el Real Madrid y en el Santiago Bernabéu en duelo de Liga ante el Granada.
Sin embargo, la mala suerte volvió a hacer acto de presencia cuando Hazard despegaba. En su mejor momento, y cuando se exhibía en Champions en el duelo clave del grupo frente al PSG, su compatriota Meunier le cazaba en una acción criminal que le destrozaba el tobillo. El jugador del Real Madrid se retorcía de dolor sobre el césped e incluso tuvo que salir del campo ayudado por los médicos del equipo blanco. Ahí comenzó su calvario. Ver la torsión de la articulación, con la puntera de la bota apoyada sobre el césped y resto del pie girando hacía temer lo peor.
El belga sufrió una microfisura perimaleolar y lo que parecía que no sería grave y que solo sería una baja de 10 a 15 días terminó ampliándose durante meses. Una tragedia, porque Hazard estaba volando ya con la camiseta del Real Madrid. Mostraba un nivel excelso, imparable. Las defensas le temían, pero su propio compañero de selección le detuvo en seco.
Tras recuperarse de una complicada lesión, el exjugador del Chelsea regresó en el mes de febrero, pero ya nada volvió a ser lo mismo. Nunca quedó totalmente recuperado de aquella dolencia en el tobillo y, además, se instaló una corriente entre los rivales preocupante, ya que todos decidían ir a buscarle a su zona dañada para anularle. Tras una sucesión de golpes y después de haberse perdido 16 partido hacía tan solo un par de meses, el tobillo de Hazard dijo basta. Ahora sí, había fisura en el peroné distal derecho y la temporada quedaba en el aire.
Hazard se vio obligado a parar de nuevo e incluso a pasar por el quirófano, lo que provocó que se perdiera una enorme cantidad de partidos. Su objetivo dejó de ser la temporada con el Real Madrid y pasó a ser la Eurocopa con su país. Sin embargo, llegó la pandemia y le liberó de cualquier meta, dedicándose única y exclusivamente a su recuperación. La ampliación de la temporada le permitió volver a jugar con el Real Madrid frente al Manchester City antes de marcharse de vacaciones. Sin embargo, era momento ya de pensar en la nueva temporada.
El curso 2020/2021 llegó y Hazard tardó de nuevo en ponerse al máximo nivel. El belga realizó, al igual que otros jugadores, una preparación específica que le hizo estar ausente en el inicio. Sin embargo, cuando ya estaba listo para debutar con ilusiones renovadas, llegó una nueva lesión muscular. La mala suerte de Hazard no cesaba. Tres semanas de nuevo parada hasta que pudo volver, aunque esta vez sí, lo hizo mejor que nunca. Colaboró en el valioso empate obtenido frente al Gladbach y en su primera titularidad, golazo imperial desde 30 metros para encarrilar la victoria ante el Huesca.
Ahora, la Covid
Hazard estaba de regreso y poco a poco acumulaba minutos para intentar mostrarle al madridismo lo enorme futbolista que es. El gol ante el Huesca, que no fue celebrado en señal de respeto y de responsabilidad por todo lo que considera que debe darle a su afición, era el principio de su gran camino en el Real Madrid. Sin embargo, la mala suerte ha vuelto visitarle.
Cuando todos los fantasmas de las lesiones parecían olvidados y cuando incluso había recibidio la llamada de Roberto Martínez para regresar a la selección, Hazard ha dado positivo por coronavirus y no solo no podrá viajar con Bélgica, sino que además no podrá estar junto a sus compañeros en el importante duelo ante el Valencia en Mestalla.
La mala suerte que lleva persiguiendo a Hazard desde que firmó su contrato por el Real Madrid ha vuelto a hacer acto de presencia y sigue retrasando el éxito del jugador del equipo blanco que, tarde o temprano, terminará llegando. Lo que está claro es que el Hazard tendrá que regatear a un rival inesperado, su mal fario.
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