Ya ganaba el Real Madrid en el Di Stéfano, cuando llegó la primera acción polémica del encuentro entre los blancos y el Borussia Mönchengladbach. Un jugador del conjunto alemán cometió mano dentro de su área tras un pase decisivo de Luka Modric, pero ni desde el VAR ni tampoco el colegiado del encuentro se consideró que era infracción merecedora de la pena máxima.
El jugador del Borussia se fue al suelo para tapar la acción de Modric y fue entonces cuando el esférico acabó golpeando en su extremidad. El árbitro principal del encuentro acertó al no señalar el punto de los once metros, en esta ocasión. Susto para el Gladbach que ya perdía por 1-0 por entonces.
Había sido Karim Benzema el que había adelantado al Real Madrid antes de que en el cronómetro se viese el minuto 10. El delantero francés puso por delante a los de Zinedine Zidane con un cabezazo impecable, justo en el día que empata con Roberto Carlos como el extranjero con más partidos disputados con el conjunto merengue en toda la historia.
El equipo blanco necesitaba sumar los tres puntos ante el Borussia Mönchengladbach para no mirar lo que pasase en el enfrentamiento entre el Inter de Milán y el Shakhtar Donetsk. Salió fuerte y mentalizado el Real Madrid al césped del Di Stéfano. Benzema marcó en el minuto 9 y justo cuando pasaba la media hora de partido hizo el segundo el propio delantero francés.
Los de Zidane se mostraban contundentes en el juego y en las ocasiones, solo con esa mano que no fue decretada como penalti y que tampooco era merecedora de ser señalada con el máximo castigo. Incluso la distancia en el marcador pudo ser mayor antes de pasar por los vestuarios si hubiera entrado el disparo de Modric que se estrelló en el palo.
Calculadora en mano
El Grupo B se decidía este miércoles. Los cuatro equipos con opciones para seguir compitiendo en Europa y solo el Gladbach sabedor de que con los resultados más adversos jugaría o bien la Champions o bien la Europa League. El Real Madrid, también tranquilo. Y es que los blancos no dependían de nadie. Si ganaban, estarían en octavos. De darse otro resultado, deberían esperar lo que pasase en el otro encuentro del grupo. El vestuario merengue lo vivió como una final y así llegaron los goles.
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