Tres finales, tres victorias. Zinedine Zidane supera la situación límite en la que se encontraba la entidad hace una semana y se reafirma como el hombre ideal para el conjunto blanco. El técnico francés vuelve a demostrar que es el mejor entrenador que puede tener el Real Madrid y que desde aquí puede construir un equipo para los próximos meses. El francés sigue teniendo cuerda para rato con los merengues, que vuelven a recuperar sus aspiraciones a La Liga.
El derbi contra el Atlético de Madrid cerró una semana en la que el crédito del entrenador se había puesto en cuestión. Será porque cuando quieren, pueden. Será porque la calidad de esta plantilla le permite salir de esos altibajos sin problemas. O será porque Zidane vale más de lo que sus títulos ya demuestran. La realidad es que los blancos han salido airosos de los tres partidos que iban a definir el futuro de la temporada y, quizá, el de la entidad.
Los goles de Casemiro y Carvajal, con la ayuda de Oblak, fueron un bálsamo para el galo, que se veía hace una semana en la picota y respondiendo a preguntas sobre si entendería que la dirección prescindiera de sus servicios. Por ahora esa decisión sigue muy lejos de pasar por la cabeza del señor Real Madrid, que vio cómo los suyos volvían a hacer gala de una superioridad en un derbi. La calma vuelve a instalarse en Valdebebas.
Solo el borrón de Manchester ha supuesto una decepción con el técnico francés al mando. Zidane, aunque se le haya puesto en entredicho, sigue haciendo gala de su sonrisa en las ruedas de prensa que son la mejor respuesta para las preguntas sobre las dudas sobre su figura. Esa felicidad por entrenar al club blanco, que según sus palabras le hace ser un afortunado, volvió a tener su razón de ser tras el derbi que ha devuelto la tranquilidad al Real Madrid.
Solo un objetivo
El técnico galo ha tenido en cuenta las críticas de los últimos tiempos, pero eso no ha sido suficiente para dejar de creer en un plan que solo tiene un objetivo: ganar. Supera una etapa difícil con nota, triunfos complicados que subsanan una situación límite, dejan al equipo en buena proyección en Europa y tiene La Liga otra vez en el horizonte. Primero de grupo en Champions, en la estela rojiblanca en el campeonato nacional; siguen aspirando a todo.
Pero es que el dominio que ha demostrado el equipo en esos dos choques ha hecho patente que esta plantilla puede jugar muy bien. Ante un Atlético que se había mostrado intratable en las últimas fechas, que no parecía tener rival y que era temido por todos, el Real Madrid bailó sobre el césped del Alfredo Di Stéfano hasta encontrar la vía del gol. La sensación de superioridad fue continua, como en Sevilla y en la Champions ante el Gladbach.
Tres finales, nueve puntos
En siete días han demostrado que son capaces de lo mejor, después de hacer patente que también de lo peor. Sevilla, Mönchengladbach y derbi. Zidane cierra siete días en los que no solo demostró que el equipo sí quiere, puede. También ha puesto en énfasis que la calidad brilla por su lucidez en el Real Madrid, que no hay mejores jugadores en el mundo que los que están con él y que puede volver a liderar una plantilla que entre en la historia blanca aspirando a todo lo que puede aspirar.
El madridismo ha visto en estos tres partidos argumentos suficientes para recuperar la ilusión. Son estas etapas de la temporada las que reenganchan al aficionado con el equipo. Zidane y los suyos entendieron que en estos siete días clave iban a ganar más crédito que en el resto de la campaña. Ahora, con ese respaldo, tienen que seguir con la tónica que va de la mano con entrenar al Real Madrid; cada choque es una final y este martes hay otra ante el Athletic de Bilbao.
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