La historia de Luka Modric en el fútbol es una de las más bonitas. Desde su nacimiento, el croata ha pasado por multitud de episodios personales que le han hecho tener una fortaleza mental tan increíble que pocas veces se ha visto algo igual. Tocado por las penurias, la pobreza y hasta la guerra, la historia de Modric es la de un superviviente que ha llegado a tocar el cielo del éxito.
A pesar de las cuatro Champions que adornan su palmarés, de haber disputado una final de la Copa del Mundo liderando a una de las mejores selecciones croatas de la historia y de haber ganado un Balón de Oro, Modric no olvida sus orígenes, de donde viene y cuanto le ha costado recorrer ese duro camino hasta llegar a la élite y hasta convertirse en uno de los mejores futbolista del mundo y en uno de los mejores centrocampistas de la historia.
Modric sigue siendo una persona sencilla y familiar, un futbolista humilde que se siente uno más entre su gente. Sin embargo, en todos estos años, se ha convertido en un pilar del vestuario más exigente del fútbol mundial y todo gracias a su liderazgo y a su mando dentro del campo. El exterior del croata marca el camino y el rumbo del rey de Europa.
Sin embargo, todos estos éxitos y logros, aunque totalmente merecidos, no le han hecho perder la perspectiva y no elevar los pies del suelo. Modric no abandona su esencia y una buena muestra de ello se ha podido ver con el gran detalle que ha tenido con un club que formó parte de su carrera en sus inicios a pesar de no haber jugado nunca para él.
Se trata del Associazione sportiva dilettantistica Immacolata Alzano, un equipo organizó un torneo en el año 1997 al que Modric acudió con el equipo de la ciudad Zadar. El conjunto croata se terminó llevando el título y Modric fue elegido como mejor jugador de aquella competición. Fue su primer galardón individual cuando apenas levantaba unos palmos del suelo, pero ya entonces llevaba el balón cosido a la bota y era la brújula de su equipo.
Ahora, Marco Marchesi, que estaba presente en aquel torneo recuerda cómo fueron aquellos días en los que un joven Luka sembraba el pánico de sus rivales: "En esa edición de 1997 nuestro equipo jugó muy buenos partidos y acabó tercero. Fue derrotado en las semifinales por el Zadar de Modric, más tarde ganador del torneo. Luka estuvo bien y no fue casualidad que fuera elegido como el mejor jugador".
"Recuerdo que jugamos en la final bajo un diluvio increíble, tanto que los premios se llevaron a cabo dentro del Oratorio y no sobre el terreno de juego". Así lo recuerda el italiano al medio Prima BERGAMO con motivo de la visita del Real Madrid para enfrentarse al Atalanta en Champions.
Modric, dominador
Modric arrasó en aquel torneo de categorías inferiores llevándose el premio de mejor jugador, el título del campeonato y hasta una mochila de la Immacolata Alzano fruto de sus grandes exhibiciones. Ahora, con motivo de la reciente visita del equipo blanco a la ciudad bergamasca, el Associazione sportiva dilettantistica Immacolata Alzano se puso en contacto con el Atalanta para poder regalarle a Modric un detalle muy especial. Una camiseta del centenario de este modesto club dedicada especialmente para el croata.
Luka no solo aceptó y recibió este bonito obsequio, si no quiso tener también su propio detalle con el equipo Immacolata Alzano regalándoles su propia camiseta firmada y con una bonita dedicatoria: "A los amigos de la Immacolata Alzano Lombardo por su centenario en recuerdo del primer trofeo ganado". Esta es la bonita historia que guarda Modric desde los 12 años con la ciudad de Bérgamo y el Alzano.
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