Los vikingos aprovechaban el invierno para rearmarse y descansar antes de comenzar con la campaña de saqueos en primavera por toda Europa. El Real Madrid de Zidane sigue un poco esa línea. Dudas con el frío y victorias grandiosas cuando la temperatura de la temporada sube.
Esta máxima se ha repetido durante las cinco campañas que Zidane ha dirigido al Real Madrid. En su semana grande, el equipo blanco ha derrotado al Liverpool en la Champions y al Fútbol Club Barcelona en La Liga para soñar con un doblete como el de 2017, algo poco probable hace tan solo unos meses.
Y es que si nos remontamos al mes de diciembre, el Real Madrid estuvo con pie y medio fuera de la fase de grupos de la Champions al caer con el Shakhtar Donetsk en Ucrania. Sin embargo, el equipo resucitó y acabó pasando como líder gracias a otros resultados y al ganar al Borussia Mönchengladbach en su primera final del curso.
En enero tampoco carburó la máquina de Zidane. De hecho, descarriló tanto en Copa del Rey como en Supercopa al caer ante el humilde Alcoyano y el Athletic Club de Bilbao respectivamente. Un palo que algunos presagiaron como una temporada en blanco debido también a la amplia ventaja que tenía el Atlético de Madrid en La Liga.
Pero todo cambió. En la rueda de prensa previa al partido contra el Huesca, Zidane dio un golpe en la mesa. "Dejadnos pelear esta Liga", afirmó con vehemencia ante los medios. Y dicho y hecho la cara del equipo cambió. El mensaje había llegado y calado en el vestuario.
Llegó abril y el Real Madrid tenía por delante un complicado calendario: doble enfrentamiento ante el Liverpool en Champions y El Clásico en La Liga. Pues los dos primeros asaltos se saldaron con triunfo blanco y ahora solo queda refrendar el pase a semifinales en el mítico Anfield.
El Real Madrid puede ganar La Liga y la Champions. Solo la Champions. Solo La Liga. O nada. Pero ahí está otra vez con la primavera, como los vikingos asaltando los reinos ingleses tras haber hibernado unos meses.
El plan vikingo de Zidane
Una de las claves de estas resurrecciones está en la planificación física de Zidane. El francés señala, ahora a Dupont y antes a Pintus, dónde quiere los picos de forma del equipo. Su máxima: los títulos se ganan en abril y mayo. Hasta entonces, se trata solo de no perderlos.
Enero es un mes complicado por la carga de partidos y Zidane cuenta con un bajón tras la Navidad para comenzar a subir en febrero con las rondas eliminatorias de Champions. El primer pico de forma suele lograrse a final de año para que, tras una bajada peligrosa en enero, volver a comenzar la ascensión definitiva. El fin es llegar al cien por cien a abril y mayo.
Su currículum le avala. 11 títulos, incluidas 2 Champions y 2 Ligas. Casi nada. De hecho, siempre ha repetido el mismo guion durante su etapa como primer entrenador. En su primera campaña, cogió a un equipo hundido en enero y lo llevó a luchar hasta el final por La Liga y a levantar La Undécima ante el Atlético de Madrid en Milán.
Su segundo curso fue todavía mejor con un doblete histórico de Liga y Copa, aunque el Real Madrid no se libró de hibernar. La eliminación en Copa ante el Celta y la derrota ante el Barcelona en Liga generaron unas dudas que se disiparon con los primeros rayos de sol en la primavera.
En su tercer año, el último de su primera etapa, el invierno marcó su adiós al Real Madrid. La dolorosa derrota ante el Leganés en Copa del Rey significó un punto de inflexión para Zidane. A ella se sumó una racha irregular en La Liga que provocó que la maquinaria descarrilara a muchas jornadas de la meta. Sin embargo, el equipo se vino arriba para ganar su tercera Champions consecutiva.
Tras su retorno en la temporada 2018/2019 a escasos meses de finalizar el curso y sin ningún título en juego ya, el pasado curso Zidane volvió a disfrutar de su idilio primaveral aunque, a causa del Coronavirus, esta vez fue más veraniego. El Real Madrid, que había perdido el liderato antes del confinamiento, ganó sus diez partidos tras el regreso del fútbol para proclamarse campeón de La Liga más difícil de la Historia.
Muchos hablan de la flor de Zidane. Y no les falta razón. Pero no es suerte lo del francés, sino su plan de cada año para que el Real Madrid vuelva a reverdecer laureles cada primavera. Este año Zizou quiere La Liga y la Champions. Otra vez.
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